El PJ santafesino saca la cabeza de abajo del agua y respira hondo. Después de meses de tener la rueda en llanta en la carrera a la sucesión de Omar Perotti y con los pronósticos en su contra, ha encontrado alguna esperanza. 

Curiosamente el empujón se lo dio la oposición que ha encarado una interna feroz propinada por la precandidata a la gobernación, la senadora Carolina Losada a su rival interno Maximiliano Pullaro, a quien acusa de personaje oscuro. Si bien se buscó bajar un cambio, la senadora hace caso omiso y mantiene la rabia contra el exministro de Seguridad del Frente Progresista.

Justamente, la socialista Mónica Fein, la otra competidora de las PASO de Unidos para Cambiar Santa Fe, también empezó a pegarle a Pullaro y pedirle que no se cuelgue de la gestión de Miguel Lifschitz. El precandidato no responde y avisa: “Esto le da aire al peronismo y no me voy a enganchar. Por supuesto que si nos peleamos y entramos en tensión ponemos en riesgo el triunfo que parecía muy claro”.

Eso lo dijo a principios de junio y tiene más vigencia hoy. El peronismo muteó todos los micrófonos y decidieron frenar los dardos que empezaban a asomar entre los precandidatos Leandro Busatto, Marcos Cleri, Marcelo Lewandowski y Eduardo Toniolli. Hay estrategia: que se peleen los otros, que muestren rabia y desconcierto en una situación de por sí crítica en la provincia, algo que la ciudadanía no quiere ver.

Este viernes todas las fórmulas armaron una foto de unidad en el PJ provincial y luego en la Casa Gris. El gobernador Omar Perotti no participó ni de costado. “Queremos una interna ordenada y coherente”, repiten en el justicialismo. Claro que con quedarse quietos no alcanza. Puede ser un modo transitorio para contraponerse a la oposición, pero el proceso electoral es más complejo. 

Ahora bien, esta etapa oxigenada y de unidad cae un poco del cielo después de cuatro años en que el peronismo estuvo cada uno en la suya, incluso para acordar las candidaturas. Primero se le reclamó a Perotti que conduzca, algo que nunca llegó; luego en 2022 el PJ provincial, con Ricardo Olivera a la cabeza, intentó unir pero se frustró; y este año, directamente, cada uno jugó solo, conscientes de que las PASO llegarían, lo que no significa unidad.

La imagen del peronismo santafesino depende mucho de la gestión provincial y sobre todo en el tema más visible que es la seguridad. La pregunta es si, pese a ello, perdió tiempo y podría haber llegado más fortalecido a esta oportunidad que ofrece la oposición. Seguramente se sepa luego de las generales y se reprocharán o dirán que la unidad consolidada con tiempo de sobra no hace más falta.