El Sindicato de Trabajadores Municipales finalmente acató la conciliación obligatoria y cesó de la medida de fuerza, pero igualmente dejó una marca en el conflicto con el intendente de Rosario, Pablo Javkin. De hecho, se avanzó con el descuento del día de paro. 

Las dos ofertas no convencieron a la cúpula del sindicato y este martes decidió suspender la actividad municipal y lanzar una medida de fuerza miércoles y jueves. Una gran manifestación en la puerta de la Municipalidad le dieron aún más fuerza a una medida que generó sorpresa por lo intempestivo. 

La tensión tocó techo cuando el sindicalismo no acató la conciliación obligatoria de Trabajo y el gobierno local acusó al sindicato de “extorsivo” y de aplicar una medida “drástica y excesiva, fuera de lugar” al fundamentar que la mesa salarial estaba abierta.

Un día duró el posicionamiento gremial porque el miércoles a la tarde, luego de la presión municipal, aceptó la resolución ministerial y dejar sin efecto la medida de fuerza. Pero algo sucedió previamente para llegar a esa situación de dureza extrema y convertir al conflicto en uno particular.

En primer lugar, se mantiene la disputa interna por la sucesión del secretario general, Antonio Ratner. Eso incidió. También el contraste con Festram, que nuclea a los sindicatos de municipales de la provincia pero no al de Rosario y acaba de encaminar la paritaria. Es decir, mostrarse más combativo que el resto. 

El secretario de Gobierno de Rosario, Sebastián Chale dijo: “Acá hay un grupo de dirigentes sindicales que están jugando no se sabe muy bien a qué”. Esa incertidumbre demuestra que el sindicato está en un momento de complejidad y la vuelca y volcará al vínculo con la Municipalidad.