Las PASO ordenan la competencia electoral y permiten una oferta más clara y comprensible para el elector en las elecciones generales. Sin embargo, la incomprensión se da en los últimos años, paradójicamente, en las propias PASO con un festival de listas que embrollan la elección y generar distancia. La Boleta Única de Papel también terminó cayendo en una complicación en cuanto a la visualización y tamaño, por más que sea más práctica y ventajosa en muchos aspectos que la tradicional.

En Rosario, en la última elección 2019 a concejales hubo 36 listas y quedaron sólo 4 en las generales. En la elección del 2017 (medio término como ahora) hubo 43 listas en las PASO y quedaron 8 en las generales que pasaron el1,5% del padrón (algo más de 12.000 votos); mientras que en 2015 hubo 36 listas y quedaron sólo 4. En este 2021 se presentaron 56 listas, de las cuales se presumen que no pasen el umbral electoral unas 50.

Hay quejas por lo bajo de aquellos espacios que sin dudas competirán en las generales. Es que a mayor cantidad de listas, mayor porcentaje a distribuir de votos por más que cada lista saque un porcentaje minúsculo del padrón. “Si empezás a sumar un 0,2 o un 0,5% por lista, terminás teniendo un porcentaje alto, de más del 10%, de quienes no van a competir en las generales. Entonces bajos serán los techos que se verán ”, explica en off un dirigente de peso de la ciudad.

Hay un dilema fino: si bien este festival espanta a la dirigencia y también genera rechazo y prejuicios de la opinión pública, no se puede limitar el ingreso de quien quiera competir libremente en democracia. Entonces, a qué se debe esta pluralidad de listas.

El festival de listas en Rosario, sus fallas y soluciones

Las fallas

Según Oscar Blando, doctor en Derecho y ex Director de Reforma Política y Constitucional de Santa Fe, los partidos políticos sufren un proceso de fragmentación y debilidad, autonomizado en las provincias con reglas electorales permisivas que permiten armados electorales donde “todo vale”. Cree que si hubiera partidos fuertes esa autonomía no sería posible.

“Desde luego, la permisividad legal hacen especialmente, la falta de controles el resto”, explicó a Rosarioplus. Una de las claves -agrega- consiste en un marco jurídico que establezca nuevos y mejores estándares de control, de rendición de cuentas, transparencia y participación política, para evitar la informalidad jurídica de los partidos políticos y de sus actividades internas.

En Argentina hay legislación sobre partidos políticos pero no sobre alianzas (que son por definición efímeras: duran lo que una elección) o frentes electorales que es lo que ocurre en la realidad institucional y electoral.

“Aún manteniendo la legislación actual, debería ejercer un control estricto por la autoridad de aplicación, que fortalezca a los verdaderos partidos con la representación efectiva electoral y desalentar el aventurerismo y las pymes partidarias”, explica Blando. A modo de ejemplo, en Rosario, el partido Unite alquiló el sello a ocho listas.

Uno de los factores que desde la dirigencia le atribuyen al festival son los escasos requisitos, por ejemplo, sobre el bajo piso de avales que muchas veces no son genuinos. En este sentido, Blando sostiene que debería empezarse por hacer “un control real y no ficticio de las adhesiones y avales requeridos” tanto para crear un partido como para la presentación de alianzas temporales.

"Ese control debería ser constante de los partidos para saber si realmente tienen vigencia efectiva o son sellos de goma: que no haya doble o triple afiliación, que tengan vida interna con elecciones de autoridades y garantizando la representación de las minorías y la paridad ”.