La Cámara de Diputados y de Senadores cerraron un acuerdo para descongelar sus dietas y desde el 1 de noviembre volverán a ajustarse con las paritarias de los legislativos, aunque para este año acordaron que el aumento será de un 30%.

Las dietas de los legisladores nacionales habían quedado congeladas desde el año pasado y no pudieron actualizarse con el aumento del 69% otorgado a los empleados del Congreso en julio, en medio de la crisis económica. Cristina Kirchner y Sergio Massa, entonces presidente de la Cámara de Diputados, decidieron compartir el costo político de una suba en las dietas y resolvieron que si los diputados y senadores querían un incremento, debían votarlo en el recinto.

Parece razonable que actualicen sus dietas que estaban congeladas desde hacía más de un año, aunque se sabe que esos aumentos nunca caen bien en los sectores de la sociedad permeables a los discursos antipolítica. 

El sueldo de un diputado tiene una dieta de $ 420.000 más los gastos de representación que ascienden a  $37.000, pero a ese total se debe descontar los aportes a la obra social, jubilación y ganancias, es decir, en mano recibe unos $ 340.000. Se le suman unos $ 30.000 por movilidad y los legisladores que viven en el interior cobran $ 90.000 por desarraigo.