Carl Schmitt sostenía que la Moral se basa en la distinción entre lo bueno y lo malo; la Estética, en la diferencia entre lo bello y lo amorfo; y la Política, en la distancia que hay entre el amigo y el enemigo. Una de las primeras reglas si quiero hacer política, por lo tanto, es la definición de quién es mi enemigo: distinguirlo me ayuda a definir dónde estoy parado. Pero hace falta un segundo paso: entre los que tienen un enemigo común, debe trabajarse en la construcción de una amistad que vaya más allá del antagonista compartido. Juntos Por El Cambio de Santa Fe, que antes se llamó Cambiemos, ha resuelto saltearse esta segunda regla. Sólo existe como frente por su anti peronismo. Un nombre más correcto sería el de Juntos Por El Espanto. 

Veamos.

En JxC hay cuatro listas internas. Tres de ellas son del partido radical, que ha ido desertando de las filas del Frente Progresista, lenta pero ininterrumpidamente. 

La primera es la que encabeza José Corral, ex intendente santafesino, y ex rector de la Universidad Nacional del Litoral. Lleva como precandidato a diputado al concejal rosarino Rodrigo López. López, que se autopercibe con doble apellido, pertenece a un sector del PRO que prefirió lavarse la cara tras la debacle macrista, y que en Rosario es un aliado de la gestión progresista que encabeza Pablo Javkin.

Otra lista también está craneada por un ex intendente de Santa Fe y ex rector de la UNL: Mario Barletta. “Barlé” se resignó a ir como diputado, y cedió su eventual lugar en el Senado a la periodista Carolina Losada, quien no vive en la provincia desde hace décadas. Desde otros sectores del frente se burlan de su antikirchnerismo explícito, al que no dudan en tildar de oportunista: “durante los gobiernos K vivió en CABA cobrando de la pauta oficial”.

La tercera lista radical es la que encabeza el recién convertido al “cambiemismo” Maximiliano Pullaro, quien fuera ministro de Seguridad durante el gobierno socialista del fallecido Miguel Lifschitz. Recordado como uno de los responsables del caos en materia de robos, asesinatos y narcotráfico que azota la provincia, Pullaro –acaso asesorado por alguien que lo detesta– insiste en basar su campaña en un tema en el que falló como Ejecutivo pero promete solucionar como legislador.

Por último, nos encontramos con la única lista PRO 100%. Es la que encabeza el ignoto Federico Angelini junto a la mediática Amalia Granata, que tiene domicilio en Capital Federal pero pretende ser senadora por Santa Fe. Angelini es un ejemplo de la desorientación que cunde en el frente: para validar su cepa pura, primero intentó ligarse a Mauricio Macri. Al ver que en nuestra provincia ese nombre es mala palabra, probó con Bullrich, y a los pocos días, optó por pegarse a Horacio Rodríguez Larreta. Este es el único cambio concreto del que por ahora ha dado muestras el frente electoral homónimo, marxista de la escuela Groucho: “Estos son nuestros principios”, parecen decir a la hora de armar sus alianzas, “si no gustan, no pasa nada, tenemos otros”.