"Siempre hay un botón nuclear en mi escritorio", provocó el líder norcoreano, Kim Jong-un, al presidente norteamericano Donald Trump, quien no dejó pasar la bravuconada y respondió con otra del mismo calibre: “Mi botón nuclear es mucho más grande y poderoso que el tuyo”.

Estas provocaciones, que conmueven al mundo en el inicio del 2018, esconden al menos una mentira: Trump no tiene ningún botón nuclear, ni en su escritorio, ni en su bolsillo ni en ninguna parte.

¿Cómo hace entonces el presidente norteamericano para, de ser necesario, ordenar un ataque nuclear? Con un maletín, al que en la jerga lo denominan "nuclear football", y que siempre viaja junto a él a donde sea que vaya. Es más, generalmente no se aleja más allá de tres metros del polémico mandatario.

Dentro del maletín, que está reforzado con metal y pesa unos 20 kilos, están los códigos para lanzar un ataque de destrucción masiva y también hay dos libros. Uno contiene una detallada explicación de los tipos de ataque nuclear que se pueden realizar y otro una lista de "sitios seguros" para que el presidente estadounidense pueda refugiarse.

El portador, que es parte del primer anillo de seguridad del mandatario estadounidense, lleva el maletín en la mano y atado a su muñeca. Dentro del maletín, hay un sistema de telecomunicación que es capaz de instruir al Pentágono realizar distintos ataques con armas nucleares. Pero hay algo que no se negocia: a la hora de que Estados Unidos decida encarar un ataque nuclear, la última palabra la tiene el presidente. Siempre.

Y para que el mandatario autorice un eventual ataque de ese tipo, necesita usar "los códigos de oro". Estos códigos son unos números que están en un dispositivo similar a un token de autenticación que se va actualizando permanentemente. Además, algunos de los números deben ser memorizados y otros van en una tarjeta.