Una familia de los barrios populares de Rosario necesitó en marzo $33.347 para cubrir sus necesidades básicas, un 18% más que en el último trimestre de 2018. Este fuerte incrementó significó que solamente para satisfacer las necesidades de alimentos tengan que destinarse en promedio $13.522, cifra por encima del Salario Mínimo, Vital y Móvil.

El dato se desprende de un estudio presentado por la diputada nacional Lucila De Ponti y el Concejal Eduardo Toniolli que mide la evolución de los precios en cuatro barrios característicos de Rosario: Casiano Casas, La Sexta, La Lagunita y Mangrullo. En marzo de 2018 el indicador rondaba los $21.023, por lo que en solo un año subió un 59%. O sea que para satisfacer las mismas demandas se necesitan $12.323 más.

“Este trabajo expresa en números lo que los vecinos sienten cada vez que van a comprar algo. Que alcanza para menos y que comer se convirtió en un lujo. No sorprenden estas cifras, pero sí muestran cómo se aceleraron los aumentos y el golpe que significa para la economía de las familias”, explicó la legisladora del Movimiento Evita, quien encabeza una de las lista de candidatos a diputados provinciales por el frente Juntos.

Entre diciembre de 2016 y marzo de 2019 los precios de los 37 productos relevados por el CESO (Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz) crecieron en promedio un 107%. El aumento de los precios de los distintos bienes varió entre el 46% y el 270%. Entre los productos con mayores incrementos se encuentran arroz (+270%), panificados (+150%), papa (141%), fideos (120%) y carnes (100%).

Otro dato es que el salario de un obrero de la construcción cubre solo el 75% del costo de vida de una familia; el de un empleado de comercio, el 72%; y el de una empleada doméstica, nada más que el 37%. “Hoy tener trabajo no garantiza cubrir las necesidades básicas. No nos podemos quedar de brazos cruzados mientras el poder adquisitivo de las familias se pierde todos los días”, apuntó De Ponti.

Por su parte, el concejal Eduardo Toniolli explicó que “estos aumentos se vuelven tan pronunciados entre otras cosas por la concentración de la actividad comercial que existe en nuestra ciudad, que no alcanza solamente a los hipermercados, si no también al comercio minorista, que depende de un puñado de grandes distribuidoras, perjudicando a los productores locales, a los consumidores, y a los mismos comerciantes”.