Las inversiones de renta variable se caracterizan por ser un tipo de inversión donde la rentabilidad no está garantizada. En otras palabras, no se sabe de antemano cuánto dinero se puede llegar a ganar por invertir en ellas, a diferencia de las inversiones de renta fija, como el plazo fijo, que se sabe desde el primer momento. 

Esto se debe a que su rentabilidad depende de distintos factores, como la evolución de la empresa en la que se invirtió, su situación económica, el comportamiento de los mercados financieros, etc.

Por este motivo, se considera que estas inversiones son más riesgosas debido a que puede llegar a perderse dinero. Sin embargo, a mayor riesgo mayor rentabilidad, por eso es que este tipo de inversiones se utilizan cuando la intención es ganar más dinero y es recomendable pensarlas en el largo plazo.

Otra diferencia con la renta fija es que, en las inversiones de renta variable, son las personas quienes deciden cuándo entrar y salir de estos activos financieros. Es decir, no hay un plazo de vencimiento para la cancelación de la inversión. Se puede retirar el dinero cuando se desee.

Algunos ejemplos conocidos en este tipo de inversión son: acciones, materias primas, CEDEARs y criptomonedas. 

Para poder invertir en ellos, solo es necesario crearse una cuenta en alguna plataforma o app que permita realizar este tipo operaciones como Invertir Online, eToro, Let’sBit.  

Consejos para empezar a invertir en renta variable 

¿Cómo puede un pequeño ahorrista iniciar en este tipo de inversiones? Si bien es cierto que implican un grado de complejidad mayor que los plazos fijos y los FCI, no quiere decir que sean inalcanzables.

Por eso, si alguien quiere iniciarse en estas inversiones, es importante que preste atención a los siguientes tips.

Conocer el perfil de inversor 

El perfil de inversor se puede obtener realizando un test que se encuentra en algunos home bankings o algunas plataformas de inversión sin la necesidad de crearse una cuenta . 

Es importante hacer esto de forma consciente, ya que revelará en qué activos conviene invertir y en cuáles no, acorde a la cantidad de dinero que se dispone para este tipo de operaciones y las actitudes de las personas ante la ganancia o pérdida del mismo.

Pensar en inversiones a largo plazo

Este tipo de inversiones suele otorgar una mayor rentabilidad después de un largo período de tiempo (más de 3 años). Por este motivo, es necesario proponerse un objetivo financiero para ingresar en ellas, por ejemplo, cambiar el auto en tres años.

Diversificar la inversión

Este es uno de los principios básicos. Cuando se invierte una suma de dinero considerable, lo mejor es hacerlo en distintos activos a la vez, incluso en distintas plataformas. 

Al diversificar la inversión el riesgo disminuye, ya que, si algún activo pierde valor por las fluctuaciones de precio, la pérdida será menor al estar distribuido en otros activos. Como dice el dicho: “no pongas todos los huevos en una misma canasta”.

No invertir todo el dinero a la primera    

Si se tiene un capital ahorrado y la intención es aumentar su rentabilidad en el largo plazo, lo mejor es dividirlo y hacer aportaciones periódicas mes a mes. De este modo se puede ganar diversificación en el tiempo. 

El mundo de las inversiones de renta variable puede asustar al comienzo, pero han demostrado ser las que mayor rentabilidad generan en el largo plazo. 

Es importante recordar que invertir conlleva un riesgo, sea en renta variable o fija, por eso es muy importante formarse en conceptos básicos sobre finanzas y seguir los tips mencionados para reducir el mismo.