La situación respecto del consumo de carne enciende las alarmas en los despachos de gobierno en momentos en que decidió cerrar las exportaciones y se le armó un frente de conflicto con parte del campo. El Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz analizó algunos datos que pintan el panorama del tema.

Lo primero que remarca es que, producto de la caída de los ingresos reales, en 2019 se registró el menor consumo per cápita de carne vacuna en toda la serie que lleva el relevamiento de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (CICCRA) con 50,8 kg/año. La pandemia y la consecuente reducción en los ingresos agravó más este panorama, llevándolo a 48,8 kg en el año.

A contramano de las malas noticias en el mercado interno, el frente exportador tuvo recientemente sus mejores años. De las 313 mil toneladas exportadas en 2017 se pasó a 903 mil en 2020 (+590 mil), y en lo que va de 2021 la exportación creció otro 13%. 

En el mismo período, la producción aumentó 324 mil toneladas, de manera que el incremento en las exportaciones se explica en un 55% gracias al aumento de la producción y en un 45% gracias a la caída en el consumo interno. Esta consideración es relevante para descartar la idea de que se exporta carne que en Argentina no se consume.

Evidentemente, si se pudo exportar más fue también porque se consumió menos. Recuperar el consumo de carne local un 20% para retornar a valores promedio de los últimos años (60 kg/año) dejaría todavía un saldo exportador de 500 mil toneladas, un monto no despreciable. Es en este equilibrio donde tiene que moverse la administración del comercio exterior.

Además, le suman el aumento de los costos de la tierra y el maíz con que se alimenta al ganado que tiene una incidencia del 25% de la cadena y registró un aumento de 170% en el último año en el mercado de Rosario siguiendo a los precios internacionales. 

“Si no hay cambios en las retenciones para diferenciar el precio local, los precios internacionales se meten de lleno en la cadena de todas las carnes, que tienen a los granos como el principal insumo”, sostiene el informe. 

Por último, afirma: “El contexto amerita holgadamente la adopción de medidas excepcionales. El principal efecto del cierre de exportaciones pasa por fortalecer la posición negociadora del gobierno, que debe representar a los que no somos propietarios de campos, de vacas ni de frigoríficos”.