La devaluación y la pérdida del poder adquisitivo provocaron que el sueño de adquirir un 0 km se transforme en una pesadilla. Las denuncias de los rosarinos que no pueden pagar la cuota de su plan de ahorro automotor se duplicaron en un año, según anticiparon desde la Oficina Municipal del Consumidor.

La entidad, que depende del Concejo Municipal, atendió 426 casos en lo que va del año, 223 denuncias más que en 2017.

Según pudo averiguar Rosarioplus.com, la abrupta suba del dólar, que arrastró los precios de referencia de los automóviles, provocó que el valor de las cuotas de los planes para adquirirlos en cuotas se eleven de forma exponencial y ahoguen a los rosarinos que no vieron una evolución del salario en sintonía con la inflación.

De esta forma, más de cuatrocientas personas llegaron a la Oficina Municipal del Consumidor con la desesperada intención de dejar de manifiesto la imposibilidad de abonar el importe in crescendo que mes a mes les impone las automotrices, a través de las concesionarias locales.

Los planes de ahorro (como el que ofrecen Fiat, Ford, Chevrolet, Renault, Peugeot, entre otras marcas), establecen una cierta cantidad de cuotas (en la mayoría de los casos 84) que se ven sujetas al precio final del automóvil elegido. Este tipo de contrato es autorizado por la Inspección General de Justicia, por lo tanto es casi el mismo para todas las terminales.

Por lo tanto, al estar autorizado por un órgano del Estado, los acuerdos no tienen demasiados puntos grises: o se paga la cuota con los aumentos o se deja de abonar el plan y al finalizar el contrato se recupera el monto invertido.

Aunque las condiciones del contrato están claras, la Oficina Municipal del Consumidor realiza una audiencia conciliatoria entre las partes (cliente, concesionaria y administrador) para dejar en claro los pasos a seguir.

Cambio del modelo, otro problema

En algunos casos, el incremento en el valor de la cuota no tuvo como origen la inflación sino el cambio del modelo base del plan. Cuando un tipo de vehículo se deja de fabricar, las administradoras de los programas de financiamiento tienen la facultad de cambiar el programa de vehículo a pagar, siempre y cuando el valor no supere en un 20 por ciento al modelo reemplazado. Por ejemplo, muchos rosarinos comenzaron a abonar un Fiat Palio y fueron pasados de manera inconsulta al plan de cuotas para adquirir un Fiat Argo, un modelo más caro que aquel otro que ya no se fabrica.

Si el automóvil ya fue adquirido por el cliente, y cesa el pago del mismo, la Justicia pude embargarlo.