Plantear hacer vinos y de buena calidad de la provincia de Santa Fe sonaría más a deseo que a realidad. Sin embargo, con la mirada atenta del gobierno de Santa Fe y el INTA, se puso en marcha un acuerdo con la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) para la asistencia técnica, trabajo en conjunto y desarrollo del sector. La primera idea del Estado es consolidar la base de productores y emprendedores, organizarlos para que no se caigan y puedan realizar sus cosechas.

La jugada es fuerte y se apoya en lo característico de este terruño, en la diversidad de sabores, colores y aromas. Dispuestos a competir de igual a igual con los vinos de otras provincias, los santafesinos aseguran que es tiempo de romper con los mitos de la montaña y la altura para conseguir buenos vinos. Para un futuro cercano, la mirada está puesta en el enoturismo como la primera meta por cumplir. Después sigue la comercialización, pero para eso habrá que esperar. 

En las localidades de Soldini y Arteaga hay dos puntas de ovillo para narrar experiencias familiares con muchísimos ingredientes en común. Pero no son los únicos. El mapa del vino santafesino tiene en su haber a 13 fincas, algunas con desarrollo y buena cantidad de plantas y otras experimentales. Las producciones varían de ochenta a tres mil plantas con distintos sistemas de conducción, en su mayoría utilizando las espalderas, una de las mejores formas para estos terrenos.

Fuente: Gobierno de Santa Fe.
Fuente: Gobierno de Santa Fe.

Finca La Elba: el entusiasmo y la garra emprendedora con tres generaciones 

Luciano Palasesi proviene de una familia de productores agropecuarios afincados en Arteaga desde principios del Siglo XX, al suroeste de la provincia al límite con Córdoba, donde la soja es la vedette, el río Carcarañá ruje en sus crecientes y las pampas de con sus cielos azulados parecen un mar al revés. Allí, junto a su cuñado, armó un parador gastronómico referente en la zona donde ofrecen sus exquisitos chacinados fabricados en la misma chacra, La Elba. Por amor al vino como un estilo de vida, y como un valor agregado a su restaurante, nació la idea del viñedo. La cucarda que lo caracteriza es ser el primero con calificación de Instituto Nacional del Vino (INV) en territorio santafesino. Al no tener una vasta experiencia en la materia contó con la asistencia del ingeniero agrónomo y enólogo Matías Prieto.

Las primeras vides se plantaron en 2019. El viñedo está sembrado bordeando el parador de la chacra con una variedad de planta al modo gobelet, que, a diferencia de los viñedos de la zona cuyana, tiene aspectos de arbusto. En total pusieron 3.100 plantas, la misma cantidad de habitantes que tiene Arteaga. Y esperan producir en su primera vendimia 3.100 botellas, una mitad Malbec y la otra, Cabernet Sauvignon.

El enólogo Matías Prieto y el productor agropecuario Luciano Palasesi.
El enólogo Matías Prieto y el productor agropecuario Luciano Palasesi.

“Cuando arrancamos en 2019 no teníamos el conocimiento y, en estos últimos meses, descubrimos que hay otros proyectos y de muchos más años que el nuestro. Creíamos que éramos pioneros en el rubro, pero ya había gente haciendo vinos en la provincia. En ese momento llamamos al INV y no había ningún viñedo inscripto en Santa Fe, pero los había y se trataba de experiencias chicas o de carácter experimental”, cuenta Palasesi a Rosarioplus.com.

No cosechar aún tiene su corolario en problemas que fueron surgiendo durante este tiempo. Tal es el caso de una deriva de un herbicida que dejó al emprendimiento sin vendimia por este año. Luciano asegura que no están ajenos a eso, entendiendo que en plena pampa húmeda imperan los cultivos de soja y otros cereales que utilizan productos muy fuertes, sumamente prejudiciales para la vid. Por este motivo hubo que replantar 600 nuevas plantas. “Tenemos que convivir con el glifosato y otros herbicidas que son nocivos para el viñedo, así que los productores tienen que evitar la deriva cada vez que hacen una aplicación”, lamenta.

Claudio y Mariano, una historia familiar con arraigo en Soldini

Mariano y Claudio son quienes esta`n al frente de finca Don Esteban.
Mariano y Claudio son quienes esta`n al frente de finca Don Esteban.

En Soldini, a pocos kilómetros de Rosario, está la Finca Don Esteban, el primer viñedo declarado de interés para el enoturismo en la provincia por el Ministerio de Turismo de la Nación. Según sus dueños, este emprendimiento viene a evocar la llegada de las primeras vides de la mano de los inmigrantes italianos a esta zona de Santa Fe, donde hasta mediados de la década del '30 se plantaba y producía gran cantidad del conocido vino de mesa.

La familia Caserza llegó a estos parajes a finales de 1890. Entre las pocas cosas que cargaron en el barco, había un pequeño sarmiento de sus vides en Italia. Claudio Gómez Porporato, de Vinos del Litoral, y sus socios, Milva Colombo, y Mariano Borzani, son quienes le dieron vida de nuevo a este predio y lo nombraron Finca Don Esteban en homenaje a Esteban Caserza, abuelo de Milva y primer dueño de estas tierras.

Claudio apunta que en la finca siempre hubo viñedos y, según él, no es nada raro hablar de vinos en Santa Fe y el litoral. En la década del '30, sin embargo, el presidente Agustín P. Justo impulsó la Ley Nacional de Vinos (12.137), que prohibió toda comercialización del vino procedente de cualquier región que no fuera Cuyo y las provincias cordilleranas del norte. La industria del vino santafesino era mucho menor a otras y casera, aunque en Soldini floreció, de la mano de la bodega Parodi, una enérgica cultura al respecto.  

Esta finca cumple cinco años trabajando para dar un buen vino con 500 plantas de diversas cepas. Si bien comenzaron la producción artesanal a partir de la uva chinche, hoy cuentan con uvas Ancellotta, Malbec, Tempranillo, Tannat, Merlot y Chardonnay. “Nosotros no queremos un vino como el de Mendoza, buscamos un vino con identidad santafesina. Ojalá el próximo verano podamos tener una buena cosecha”, señala Mariano.

Sobre los vinos de la vendimia 2021 dicen que tuvo buenas críticas y a la vista tenía mucho color, con corte de Ancellotta y Tempranillo notablemente perfumado. Fueron pocas botellas de un vino joven de poco cuerpo que no estuvo estacionado, fácil de tomar. “El de esta vendimia viene más alcohólico”, anuncian con frenesí.

El apoyo del Estado santafesino en miras de promover una nueva industria

Diana Valdano es ingeniera agrónoma y trabaja para el ministerio de Producción, a través de la secretaría de Desarrollo Territorial y Arraigo. Desde el Estado buscan generar un movimiento de enoturismo en la provincia y acompañar a los productores vitivinícolas locales. Diana hizo las conexiones entre los 13 productores que están registrados en el territorio santafesino, todos bien dispersos en toda la bota.

Fuente: Gobierno de Santa Fe.
Fuente: Gobierno de Santa Fe.

Hasta ahora, los vinos santafesinos son caseros y les falta mucho para ser comerciales. “El viñedo de Villa Trinidad, a 200 kilómetros de Santa Fe Capital, es el más viejo, con 10 años de antigüedad. Se hace todo al estilo de bodega casera y hoy producen un vino muy bueno que fue bien calificado por enólogos profesionales, es de la cepa Tannat”, cita Valdano como una experiencia ya consolidada.  

Ni San Juan ni Mendoza: Santa Fe también tiene vino propio y del bueno

Para hacer un desarrollo propio, la provincia hizo una conexión con el INTA. Se trata de un ensayo de plantas en la localidad de Bella Italia a pocos kilómetros de Rafaela, para ver el desempeño de las distintas variedades. “La realidad es que por la humedad vamos a tener que acudir a los funguicidas, que pueden ser orgánicos, pero hay que desarrollarlo en ensayo y en un tiempo prudente ver cómo se comportaron las plantas”, explica la ingeniera agrónoma. Y advierte: “Debemos abrir el paraguas con las derivas, especialmente con los hormonales que llegan a la planta y no solo la afectan en el momento, también en su brote. Por eso hay que avisar si hay cultivos de viñedos para evitar las fumigaciones”.