No hace faltar ser un economista para advertir que los precios de los alimentos, las bebidas y los productos de consumo básico están por las nubes en casi todos los rincones del país. Comparar lo que se paga en un supermercado local respecto a tiendas de otras ciudades del mundo es una manera de dimensionar el sentir popular de que todo está “carísimo”.

En febrero del año pasado, Rosarioplus.com seleccionó 20 productos que habitualmente consumen los rosarinos en una compra de supermercado y comparó sus precios con cadenas minoristas de cuatro capitales del mundo, Madrid, París, Montevideo y Santiago de Chile. El relevamiento arrojó una elevada diferencia respecto a las ciudades europeas, pero precios bastantes similares con a las localidades vecinas.

En su día, la misma compra que uno hacía en Rosario salía 39% más barata en Madrid, 22% menos en París y 0,9% en Montevideo. La tendencia se revertía únicamente en la comparación con Santiago, en donde el mismo combo de productos se pagaba un 0,6% más caro. El cambio se realizó con las cotizaciones de las divisas internacionales de esa fecha: 14,50 el dólar y 16,26 el euro.

En aquel contexto, los consumidores arrastraban un 29,9% de inflación anual en 2015 (IPC Congreso) con paritarias que rondaron esa cifra en la mayoría de los rubros laborales, por lo que a nivel interno el incremento de precios fue amortiguado.

Luego de 15 meses, tras una inflación anual de 40,3% en 2016 (misma fuente de medición), un primer trimestre en donde los precios siguieron en alza (6,1%) y paritarias muy magras en casi todos los sectores, Rosarioplus.com volvió a realizar el mismo relevamiento, esta vez con los dos extremos del primer informe: Madrid y Santiago de Chile.

Las compras se realizaron en las plataformas digitales de los principales supermercados de cada ciudad. La comparación se hizo con las cotizaciones de este martes (15,60 el dólar y 18 el euro). La lista mezcla primeras marcas y precios económicos. Se seleccionaron los mismos 20 productos.

En el rubro almacén, los productos seleccionados fueron café, arroz, azúcar, harina, puré de tomate, espaguetis, cereales (primera marca) y pan lactal. La lista de alimentos frescos la componen huevos (docena), salchichas (primera marca), queso rallado y patas de pollo. Agua mineral y gaseosa (primera marca) integran el grupo de bebidas, mientras que champú (primera marca), papel higiénico (primera marca) y pasta dental (primera marca), los productos de tocador. El relevamiento incluye además leche (lácteo), papas (verdulería) y papas fritas de copetín (snack). 

La compra en Rosario salió un 25% más cara que la de febrero de 2016, una cifra que era de esperar por el proceso inflacionario. Se pasó de un ticket de 902,15 pesos a 1.202,30. Sin embargo, lo más llamativo del nuevo relevamiento fue lo elevado de la brecha con las ciudades extranjeras.

En Madrid, el mismo changuito costó 754,90 pesos, es decir un 59% más barato. Y en Santiago hubo que desembolsar 1.011 pesos, lo que equivale a un 19% menos.  

La leche, por citar algunos ejemplos, ronda los 26 pesos en Rosario, 19 en Santiago y 8 en Madrid. El pan lactal de 600 gramos (primera marca) supera los 80 pesos en los principales supermercados de Rosario, mientras que en las otras dos ciudades se consigue por menos de 35.

Hacerse con un shampoo de 700ml y con un paquete de papel higiénico de 12 unidades --también de primera marca-- roza los 300 pesos en la economía doméstica. El mismo combo cuesta 196 pesos en Madrid y 182 en Santiago.   

Un panorama parecido en Buenos Aires

Días atrás, el diario Clarín informó que la compra de un supermercado en Capital Federal sale hoy un 50% más caro en promedio que en Europa. Las mayores diferencias se dan con Madrid y Londres. Aunque el dato destacado es que por primera vez en 5 años, la canasta cuesta más en Buenos Aires que en Nueva York, famosa en todo el mundo por su alto costo de vida.

Según ese relevamiento, un listado de 27 productos de consumo masivo ya cuesta en Buenos Aires un 8% más que en Nueva York, un 24% más que en París, un 63% más que en Londres y un 68% más que en Madrid.

“Clarín realiza este monitoreo periódicamente desde mediados de 2013 y las diferencias nunca habían sido tan amplias como las detectadas ahora”, reza el artículo periodístico.