El sector metalúrgico expone un panorama de los contrastes que atraviesa la economía argentina. Mientras verifica un crecimiento sostenido en su producción, tanto a nivel nacional como regional, sus trabajadores manifiestan la necesidad de un adelanto paritario que les permita recomponer parte del poder adquisitivo perdido a costa de la inflación.

Esta semana ambos sectores mantuvieron una audiencia con la mediación del Ministerio de Trabajo de la Nación. Desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) pidieron un adelanto de los porcentajes pautados en la paritaria de este año, pero por el momento el planteo no tuvo éxito.

El acuerdo inicial era un aumento del 45% en cuotas y el último tramo (12%) se pagaría en octubre. En medio de la escalada inflacionaria que cobró fuerza a principios de este mes, la central obrera solicitó adelantar ese porcentaje a julio, y además agregar un 20% en octubre.

Durante la audiencia, desde el sector empresarial ratificaron su negativa a esa posibilidad, posicionamiento que fundaron en las dificultades que atraviesa el proceso productivo en medio de la incertidumbre económica de los últimos días.

Como contra oferta, los empresarios propusieron un 15% en 3 cuotas a pagar en 2023 y sin adelanto, algo que fue rechazado de plano, al menos en primera instancia por parte de los metalúrgicos. En medio de esta discusión, el ministerio de Trabajo dispuso pasar a un cuarto intermedio para el próximo martes a las 10 de la mañana.

Dos realidades, la misma incertidumbre

Más allá de la negociación que viene más que complicada, los factores que llevaron a este conflicto exponen las complejidades que atraviesa cada sector.

Por parte de la UOM, el planteo corresponde a la insoslayable pérdida salarial provocada por una inflación que no cede en el marco de una incertidumbre notoria. Todo aquello que se acordó en base a los supuestos de principios de este año, quedó obsoleto.

En ese sentido, desde el gremio metalúrgico local salieron al cruce del planteo patronal y sostuvieron: “Hay una actitud irresponsable e insensible por parte del sector empresario que tiene un vasto conocimiento y plena conciencia de la gravísima situación que atraviesan los trabajadores y trabajadoras metalúrgicas por la situación actual".

A su vez, la conducción nacional de la UOM convocó a los cuerpos directivos de las 54 seccionales que componen el sindicato para evaluar la situación y definir los pasos a seguir. “Si el martes no hay acuerdo nos reuniremos para definir qué medidas tomaremos”, anticipó el histórico secretario gremial local, Antonio Donello.

Desde el otro lado, los empresarios consideran que no están en condiciones económicas de cumplir con el compromiso de una recomposición como la que solicitan desde la UOM. Una de las pocas entidades que se manifestó públicamente al respecto fue la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria Metalúrgica Argentina (Camima), que expuso la posición de buena parte del sector empresarial.

A través de una publicación, manifestaron: “Entendemos la particular situación económica que transitan los trabajadores producto de una crisis económica y política ajena al accionar de nuestras empresas. Pero advertimos que la falta de insumos importados, la gran incertidumbre económica, la alta inflación y el encarecimiento de las materias primas, entre otros factores, provocan la paralización de muchas empresas y de toda la cadena productiva metalúrgica, y ponen en riesgo la continuidad de muchas firmas”.

No alcanza

El último informe de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) expuso que el sector sostiene desde el año pasado datos positivos en el nivel de producción y en mayo alcanzó niveles históricos, pero en simultáneo se da un fenómeno que atraviesa al conjunto de la economía, y que tiene que ver con trabajadores que, a pesar de percibir salarios bajo contratación formal, siguen corriendo detrás de la inflación.

Sobre esto se refirió Pablo Cerra, abogado de la UOM Rosario, en diálogo con Sí 98.9 esta semana. En una entrevista sostuvo: “En la industria metalúrgica estamos en uno de los mejores momentos a nivel de Uso de Capacidad Instalada (UCI) o de trabajo registrado. Ahora, esto no tiene correlato con el salario de los trabajadores, hoy evidentemente hay un problema de distribución de los ingresos”

Consultado sobre la posibilidad de recomponer ingresos por medio de esquemas paritarios, sintetizó: “El problema de la buena paritaria es que con esta inflación esa buena paritaria se termina en dos meses. Es cuestión de sentarse y acordar. Excede a la actividad metalúrgica sino que es una cuestión macroeconómica y mundial”.