El debate de la hidrovía puso al descubierto que muchos referentes políticos de la principal zona exportadora portuaria del país, el cordón industrial del norte de Rosario, prefieren no meterse en esos debates de fondo para no incomodar al poder económico local.

Con el cierre de lista (casi) culminado, y mientras las fuerzas políticas de la zona recogen los heridos de las internas, comienza a gestarse la próxima campaña electoral que en muchas localidades tiene a los intendentes y actuales concejales de protagonistas. 

¿De qué hablan, y más importante aún, de qué no hablan los discursos políticos del cordón?

Tanto los intendentes alineados con el oficialismo provincial y nacional como Esteban Ferri, en General Lagos; Alejandro Maglia, de Granadero Baigorria; Daniel Cinalli en Capitán Bermúdez; Mariano Cominelli en Fray Luis Beltrán; Carlos De Grandis en Puerto San Martín; y Amaro González en Timbúes, al igual que quienes están en la vereda de enfrente como el radical Leonardo Raimundo de San Lorenzo, coinciden en evitar poner en foco alguno de los temas centrales de la región. 

Temas que incluso llegan a estar en la agenda nacional o provincial, pero que no logran colarse en la agenda política zonal y menos en épocas de campaña.

Esteban Ferri, de General Lagos, de estrechos vínculos con la cerealera Dreyfus, una de las empresas que no quiere injerencia estatal en la hidrovía.
Esteban Ferri, de General Lagos, de estrechos vínculos con la cerealera Dreyfus, una de las empresas que no quiere injerencia estatal en la hidrovía.

Contaminación, sobre dragado del Paraná, ganancias récords de las agroexportadoras o la vuelta al estado del control del río por un año son algunos de los tópicos que se discuten incluso en medios nacionales pero no logran tener eco en las gestiones locales.

Envueltos en conflictos domésticos y abocados a mantener “la casa en orden” en medio de internas feroces, los debates políticos prometen muy poca profundidad en las próximas elecciones. 

En manos de quien está el río

Además del silencio de la política hacia estos temas, lo que tiene en común la región es que esta bañada por uno de los ríos más importantes del mundo, el majestuoso Paraná que este último año se coló en la agenda política nacional con el vencimiento de la concesión de los trabajos de dragado y balizamiento que hace 25 años están en manos de una empresa belga.

La pelea de organizaciones y referentes sociales de Rosario y la región puso en agenda la necesidad de evitar el traspaso automático de la administración del río a otra empresa privada extranjera y finalmente (por lo menos) por un año será el estado, a través de la Administración General de Puertos, quien oriente su destino.

El tema ha despertado la opinión y el debate de casi todos los sectores. Cámaras empresarias, periodistas, la Bolsa de Comercio de Rosario, movimientos ambientales, referentes y funcionarios provinciales y nacionales han aportado su opinión al debate sobre la vuelta o no al estado de la administración de nuestro principal recurso hídrico y comercial. De casi todos, salvo de las autoridades municipales de la región involucrada, que se han limitado a pedir participación sin arriesgar una opinión. Incluso después del espaldarazo de legitimidad que implica el paso al estado por un año han evitado pronunciarse. De eso no se habla.

Más cercana fue la discusión que generó el sobredragado del Paraná (y su impacto ambiental) a manos de la empresa belga Jan de Nul a pedido de las empresas exportadoras, y sin consentimiento del estado, que termino con una denuncia de la Asociación de Abogados Ambientalistas y un fallo que ordenó detener las obras. Pero tampoco mereció la opinión ni de los ejecutivos ni de los legislativos locales. De eso no se habla.

Las penas y la contaminación son de nosotros

El cordón industrial del norte del Gran Rosario tiene históricamente graves problemas ambientales, entre los que se destaca la contaminación del aire y la del río.

Según lo indica el mismo ministerio de Ambiente de la provincia en la web de Santa Fe la región tienen problemas por presencia de industrias grandes y medianas, tránsito de camiones que abastecen la agroindustria e industrias que han quedado mal localizadas por ausencia de políticas de urbanización.

Históricamente ha sido un reclamo de los vecinos y vecinas con respecto al control de dichas emanaciones y problemáticas, que muy pocas veces ha tenido eco y en los casos que se ha logrado controlar las mediciones han resultado poco creíbles.

En una campaña electoral en ciernes con la cuestión medioambiental como una preocupación, centralmente de los más jóvenes, los municipios y candidatos intentan “pincelarse” de verde para captar la atención de quienes están preocupados por la calidad de vida en una de las zonas donde la convivencia entre la comunidad y sus industrias siempre ha sido difícil.

Sin embargo la cuestión ambiental no pasa tampoco el filtro de la superficialidad política y queda en temas menores que no osen afectar los intereses económicos concentrados de la región. Mientras se organizan limpiezas de la costa, “aprovechando” la bajante del rio se evita hablar de la cantidad de caños con desperdicios industriales que van quedando al descubierto en las mismas barrancas.

Mientras se habla de controles eficaces y vida al aire libre, no hay mención a la falta de mediciones que desde el 2019 se exhibe en las páginas oficiales de la provincia por parte del Programa de Monitoreo Continuo de la Calidad del Aire en el Cordón Industrial, creado en 2010.

Quizás allí la exclusión del tema contaminación haya que buscarla en que desde su concepción el programa estableció un comité técnico público-privado que evaluó los sitios de medición, los contaminantes a medir, la metodología y el equipamiento a utilizar. Son las mismas empresas junto con los estados municipales las que definen la medición que se hará e informan los resultados. Cuestionarlo sería cruzarse de vereda a esas empresas. De eso no se habla.

Las exportaciones son ajenas

Durante las campañas aparecen una gran cantidad de propuestas y proyectos que luego suelen chocarse en la gestión con una supuesta falta de fondos para hacerles frente.

Y esto en muchas regiones de nuestro país puede sonar entendible, no justificable, pero entendible. Sin embargo en zona en donde nos encontramos y a la que refiere este articulo la cosa es más compleja.

Mientras la política intenta imponer la idea de que “se hace lo que se puede” con “lo que hay” e intenta patear la pelota a la cancha de la gestión provincial o nacional, las estadísticas estadísticas del comercio exterior argentino dan cuenta que es por acá por donde la riqueza fluye hacia afuera.

El complejo agroexportador santafesino explica 6 de cada 10 toneladas que se van al exterior. La mayor parte, un 40%, sale por las terminales del norte de Rosario ubicadas desde Timbues a San Lorenzo, que entre enero y mayo vieron pasar exportaciones por 9.907,4 millones de dólares. Mientras que otro 21% se embarca desde Rosario al Sur, lo que en dólares significo exportaciones por 2.703,7 millones hasta mayo.

Mientras fluye la riqueza por los puertos de la región, del otro lado 506 mil personas viven por debajo de la línea de la pobreza en el Gran Rosario, y la región es la segunda de mayor desocupación solo por debajo de Gran Buenos Aires. La necesidad de reformas impositivas progresivas que permitan capturar mayor caudal de esa renta para implementar políticas públicas para mejorar la vida de la gente es casi obvia, pero de eso….de eso tampoco se habla.

Las elecciones pasan, pero los problemas se sostienen. Es muy difícil pensar una política que recupere su poder transformador si ni siquiera logramos que las máximas referencias de la política regional mencionen los temas basales de nuestros problemas cotidianos.