Las políticas agropecuarias implementadas en el 2016 arrojan un balance muy dispar dentro del amplio abanico de actores que conforman el sector. El modelo instalado por el gobierno, anclado en la supresión  de las retenciones y la eliminación de las trabas para exportar, no contempló hasta el momento “ninguna medida efectiva” para mejorar la rentabilidad de las economías regionales y de los pequeños productores. Así lo entiende Federación Agraria Argentina (FAA), que vislumbra un 2017 con “inversiones a gran escala”, pero con más chacareros “en crisis”.

“Por el momento seguimos esperando políticas segmentadas, en el 2016 no se avanzó en nada en este sentido. Lo que vimos fue que se agudizó la política de concentración. El diálogo con el gobierno es bueno, pero las medidas diferenciadas no aparecen”,  resumió Agustín Pizzichini, vicepresidente segundo de la entidad, en diálogo con Rosarioplus.com.

Su reflexión va en sintonía con el comunicado que días atrás publicó FAA en su página oficial, en el que se denuncia que pese al cambio de modelo y autoridades, la “inmensa mayoría” de pequeños  productores” viven hoy con ingresos por debajo de un salario mínimo. “Se profundiza un modelo que privilegia la escala, con más volumen pero sin desarrollo, con más producción pero menos productores”, se advierte con preocupación.

El texto resalta que “a pesar de que se abrieron espacios para el diálogo institucional, la tendencia previa en lo económico se agravó”, lo que agudizó la crisis de más chacareros. “Advertimos con preocupación que el 2017 podría ser un año con inversiones a gran escala, pero con más pequeños productores en crisis. Para evitar este escenario, se necesitan cambios urgentes en la matriz productiva, que seguiremos reclamando a las autoridades y representantes legislativos”, explican las autoridades de FAA.

Entre los problemas enumerados se señala que “la suba de costos tras la quita de retenciones al maíz y la devaluación, trajo problemas a la producción porcina, lechera y avícola”, por lo que “numerosos chacareros debieron malvender sus cerdos y abandonar la actividad”. “Se perdieron tambos y se enviaron vacas lecheras a faena. Se cerraron criaderos de pollos, con la consecuente pérdida de empleos en los pueblos del interior”, detalla el comunicado.

Durante la campaña presidencial, las actuales autoridades del ministerio de Agroindustria prometieron “recuperar los mercados perdidos en el exterior y abrir las puertas a los nuevos”. Pero nada de esto ocurrió, según entiende Federación Agraria.  

“A pesar de que esto se haya anunciado como prioridad de gobierno, decimos que sin políticas diferenciadas, no seríamos los pequeños productores los actores de esta salida.  En tanto que seguimos convencidos que debe ser prioridad para el Estado fortalecer el mercado interno, que este año se vio muy debilitado por la caída del poder adquisitivo para la mayoría de la población y el ingreso de alimentos importados”, se lee en el texto.

No deja de ser llamativo, según FAA, que en 2016 se hayan otorgado “beneficios a las mineras contaminantes” y que no se hayan definido políticas para la agricultura familiar. Tampoco se sancionó una nueva Ley de Semillas, dilación que es “funcional a los abusivos mecanismos impuestos por la multinacional Monsanto”.

El comunicado finaliza aclarando que la “prometida lluvia de inversiones, sin la presencia del Estado poniendo equilibrio y orientando prioridades, solo se traducirá arbitrariamente en una competencia injusta y desleal para los pequeños productores”.

“Hasta aquí, las mismas, solo estuvieron alentadas mediante la flexibilización a la adquisición de tierras por parte de extranjeros y al blanqueo de capitales, con beneficios impuestos que dan más oportunidades a los especuladores que escondieron sus activos”, concluye FAA.

La quita de retenciones a la soja, una medida para pocos

Este lunes, el gobierno publicó el decreto que habilita la rebaja de las retenciones a la soja en un 0,5% mensual a partir de enero de 2018. La reducción se extenderá hasta diciembre de 2019. “No deja de ser algo positivo, aunque es otra medida que beneficia a los grandes productores y no a los chicos”, analizó Pizzichini 

En diciembre de 2015, cuatro días después de haber asumido, el presidente Mauricio Macri eliminó las retenciones al trigo, la carne, el maíz, el girasol, entre otros productos, y las rebajó del 35 al 30% para la soja. En 2016 debía reducirlas, como parte de su promesa en la campaña electoral, otro 5% a la soja. Pero incumplió la promesa y en cambio anunció una rebaja gradual a partir de 2018.

El decreto publicado en el boletín oficial detalla que desde diciembre de 2015 se implementaron medidas “con la finalidad de eliminar trabas y restricciones a la plena capacidad de desarrollo de todo el sector, teniendo como meta el aumento de las superficies sembrada”.

“Es menester continuar implementando medidas efectivas concurrentes a la concreción de aquella finalidad, particularmente en el caso de la soja y sus subproductos y que aporten previsibilidad y certidumbre al mercado respecto del modo progresivo en que se irán disminuyendo los derechos de exportación aplicables a dichas mercaderías, se explica en el resumen de la normativa.

Se viene una cosecha récord

La consultora Agritrend proyectó una cosecha récord de 123 millones de toneladas en la campaña 2016/2017, un 12% más respecto al ciclo 2015/2016 (110 millones toneladas). La quita de las retenciones y el “fin de las trabas para exportar” son dos “claves” que explican este nuevo auge de la producción de cereales y oleaginosas, según este informe.

Según esta consultora, contra 28,5 millones de toneladas en maíz de grano comercial en la campaña pasada, para 2016/2017se estima 34,2 millones de toneladas, es decir un 20% más.

En el caso del trigo, la cosecha pasará de 10,5 millones de toneladas de la última campaña a 14,4 millones de toneladas, un aumento del 37 por ciento. En tanto, el girasol crecerá de una cosecha de 2,8 a 3,5 millones de toneladas, una suba del 25%. También se estima que el sorgo pase de una producción de 3,3 a 4,4 millones de toneladas, un alza del 33 por ciento.

En el caso de la soja, su superficie sembrada caerá de 20,1 a 19,4 millones de hectáreas (-3%), pero con 55 millones de toneladas se mantiene como el producto estrella del campo argentino.  

Respecto a la rentabilidad el sector, según la estimación de la Bolsa de Comercio de Rosario, el complejo oleaginoso exportó prácticamente u$s 7.000 millones en los primeros nueve meses del 2016.