Según las estadísticas oficiales, el salario promedio formal en Argentina  no alcanza la línea de la pobreza establecida por la canasta básica, en un contexto de deterioro permanente del poder adquisitivo.

El último dato del Indec expuso que la canasta básica, que representa el total de gastos que debe afrontar una familia de cuatro personas, llegó a los $596.823. Mientras tanto, la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), medida por la Secretaría de Trabajo gubernamental, quedó establecida en $555.269.

Es decir que el promedio salarial de los empleados formales del país se ubicó más de $41.000 por debajo del valor de la canasta básica. Pero a esto hay que agregarle que el análisis tiene en cuenta los salarios brutos, es decir, sin descuentos por aportes patronales y previsionales.

Si se descuentan las cargas sociales, el promedio de salario neto de bolsillo de un empleado registrado equivale a $460.873. Ese monto no llega a cubrir los ingresos que necesita una familia de tres personas, con un valor cercano a los $457.100

Si bien los salarios acumulan varios años perdiendo contra la inflación, hacía tiempo que el promedio no se ubicaba por debajo de la Canasta Básica Total. La última vez que sucedió algo similar fue en abril de 2016.

Con algunos altibajos la brecha se mantuvo relativamente estable durante varios años, pero a partir de agosto de 2023, luego de la devaluación del 22% aplicada por Nación (luego de las PASO presidenciales), la situación empezó a cambiar.

Desde ese mes, las diferencias comenzaron a achicarse de forma alarmante y ya en diciembre del año pasado las líneas se cruzaron.

De acuerdo a la última medición, la brecha es del 7,48%, pero con la CBT por encima de los salarios. Dicho de otra forma, hace un año un salario promedio de los trabajadores formales estables alcanzaba para adquirir 1,23 canastas básicas totales. Hoy, un sueldo medio basta sólo para comprar 0,93 canastas.