Este viernes tras conocer el anuncio del presidente Alberto Fernández de restricciones más severas a las anunciadas desde el gobierno provincial, los comerciantes de calle San Luis precisaron que es total el nivel de incertidumbre sobre si pueden abrir o no, y en qué modalidad, durante este fin de semana largo.

“No sabemos si abrir, y lo que estamos buscando es al menos que se atienda con el local cerrado al público para continuar de forma take away, pero esperamos para eso que se conozca el detalle del DNU nacional, porque en el anuncio no hubo precisiones sobre los locales no esenciales”, explicó Miguel Rucco, presidente de la Asociación de Comerciantes de Calle San Luis, en diálogo con Rosarioplus.com.

Son nada menos que unos 500 locales, a razón de 10 empleados por local, por lo que son miles las familias que dependen de este centro comercial a cielo abierto en el microcentro. “Esta vez no sólo no sabemos proyectar a mediano plazo –por ejemplo para el Día del Padre en junio- sino que no sabemos qué hacer mañana mismo”, graficó Rucco.

A media tarde de este viernes no estaba anunciado aún el detalle del Decreto Nacional de Urgencia, tras el cual los comerciantes esperan un decreto provincial, para finalmente conocer de la mano de la Municipalidad de qué modo trabajarán.

“La intención es seguir trabajando siempre, ojalá nos lo permitan, aunque los empleados que vienen en transporte público yo ya les dije que no vengan. Los Repro II anunciados no llegan a este tipo de comercios por el requisito que conlleva, y no hay como el año pasado un ATP, ni siquiera un recorte a los impuestos que debemos seguir sosteniendo más los sueldos”, narró con preocupación.

Rucco aseguró que el diálogo con el intendente Javkin y secretarios es casi constante, pero “los tiempos de la política no son los mismos que los del sector privado, y lo anunciado anoche por el presidente tiene un gris”.

Finalmente agregó: “El sector viene con deudas y créditos desde el año pasado, pero ya no se nos caen más ideas, y muchos están al borde del cierre, porque desde el paro del transporte que tampoco hay movimiento de gente en el centro. La diferencia con la primera ola es que cuando se reabrió, hubo capacidad e interés de consumo, la gente invertía en mejorar sus casas para el verano, pero ahora bajó el consumo porque hay menos poder adquisitivo, y claro que se entiende que la gente priorice comprar comida y las necesidades básicas antes que regalería, ropa y hogar”.