Desde hace varias semanas la propuesta de Javier Milei de dolarizar la economía dejó de ser una idea remota, impulsada por un sector marginal, para ganar centralidad en la agenda pre electoral de los principales candidatos. La iniciativa se presenta como una receta novedosa y eficiente, pero los cálculos determinan escenarios de abrupta pérdida del poder adquisitivo, hiperinflación y renuncia a la soberanía monetaria.

El Centro de Estudios económicos Scalabrini Ortiz (Ceso) elaboró un informe para explicar qué significa un proceso de dolarización y las implicancias de una experiencia de ese tipo en la Argentina actual. Lo primero que demanda la medida es cambiar el circulante de pesos a dólares, algo inviable teniendo en cuenta la escasez que padece el Banco Central. La alternativa es un canje de depósitos por bonos, acompañado de una suba exponencial en el tipo de cambio, con severas consecuencias para los ingresos.

Celina Calore, economista del Ceso, habló al respecto con Si 98.9 y explicó: “Dadas las condiciones actuales es poco factible de llevar a cabo. Pensar en convertir todos los pesos a un tipo de cambio de 33 mil pesos, sería una mega devaluación que llevaría a una hiper inflación. Esto demuestra que se busca matar al enfermo para matar el problema y no es una solución viable”.

Desde el centro de estudios, explicaron seis claves sobre el fenómeno. Las primeras tres, tienen que ver con las alternativas para implementarla en la economía argentina:

*Dolarizar implica canjear todos los pesos de la economía por los dólares de las reservas en manos del BCRA. Teniendo en cuenta un tipo de cambio cercano a los $450, la cantidad de dólares necesarios varían entre U$S 9MM y U$S 50MM, algo inviable dado el bajo nivel de reservas.

*La posibilidad de acceder a un crédito de esa magnitud luce inviable y sus condiciones financieras generarían la imposibilidad de sostener la dolarización en el mediano plazo.

*La alternativa que queda para dolarizar es un canje forzoso de depósitos por bonos (simil plan BONEX) acompañado de una suba del tipo de cambio a niveles que oscilan entre los $3.750 y los $21.000 (según la extensión del canje forzoso de depósitos), lo que implica un escenario de hiperinflación como herramienta para licuar las tenencias en pesos de la población de manera de canjearla con las escasas reservas.

Respecto a estos puntos, Calore indicó: “La diferencia depende de hasta dónde queremos canjear. Si solo pesos o plazos fijos también. Esos dólares en la reserva no están. Actualmente hay solo 33 mil millones, pero con lo que hay de libre disponibiliad no llegamos ni al piso de 9 mil millones de dólares. En ese escenario necesitamos financiamiento, que no tenemos o calcular sobre otro tipo de cambio”.

Las otras tres claves que destaca el Ceso, tiene que ver con las consecuencias de llevar a cabo alguno de los planes de dolarización:

Con la dolarización, el Banco Central se vería imposibilitado de actuar como prestamista de última instancia, y el Estado perdería su capacidad de hacer política fiscal y con ella la posibilidad de incentivar la demanda para promover el crecimiento. A su vez, la imposibilidad de emitir moneda propia dejaría al sistema financiero muy vulnerable ante la posibilidad de cualquier escenario adverso o shock externo.  

*La dolarización puede convivir con una inflación inicial fuerte que vuelva poco competitiva la economía nacional, agravando el problema externo.

*Los déficits externos en un régimen de dolarización tienden a desmonetizar la economía empujándola a la recesión, pudiendo derivar en la emisión de cuasimonedas provinciales para mantener el funcionamiento operativo del Estado.

Ante la delicada situación de las reservas en el Banco Central, la economista de Ceso, sostuvo: “Los acuerdos con China o Brasil (para financiar importaciones con yuanes o reales respectivamente) pueden dar cierto respiro a las reservas, algo que no es menor porque el BCRA está muy débil en ese sentido”.

Por último, analizó las últimas decisiones tomadas por el ministro de Economía Sergio Massa para frenar la disparada del dólar y consideró: “En términos inflacionario no va a haber una buena respuesta. La suba de la tasa, por ejemplo, ya se ha probado. Hoy la inflación es por inercia y estas recetas no van a solucionar esa inercia. Sí creo que esas medidas pueden frenar la corrida”.