La Argentina importará trigo por primera vez en sus 200 años de historia. Una empresa uruguaya despachó 300 toneladas, una cantidad ínfima para la producción nacional pero el hecho será al menos anecdótico.

Luego de la compra de ganado en pie que gestionó el ministerio de Agricultura como forma de paliar los aumentos que se dieron en ese producto a principios de 2016, ahora es el turno del trigo. No se trata de escasez sino por problemas graves en la calidad del trigo (de entre 3 y 4 puntos menos que lo necesario para elaborar pan) que se plantó el año pasado y se cosechó a inicio de este.

La Argentina tiene un consumo local de alrededor 6 millones de toneladas anuales para la producción de harina, insumo fundamental del pan, por lo que la importación representa menos del 1% de las necesidades del país. Si bien es una cantidad mínima no deja de ser llamativo que el país compre en el exterior un producto emblemático.

Según indicaron desde la industria, son importaciones "de prueba", aunque no descartan avanzar en mayor volumen si sigue sin aparecer el trigo de calidad que necesita el sector.