La alta tasa de desempleo juvenil es un fenómeno que ocurre a nivel mundial y que se replica en Argentina con las complejidades que ofrece el mercado laboral local. Al menos en los últimos cuatro últimos trimestres (2018, 2019, 2020 y 2021) el nivel de desempleo entre las mujeres menores a 29 años duplicó al promedio general de desempleo entre toda la población relevada, y en el caso de los hombres no llegó a duplicarlo pero estuvo muy cerca de hacerlo.

Una de las primeras hipótesis que explica el hecho de que los jóvenes sean los más afectados por el desempleo, tiene que ver con las dificultades que atraviesan a la hora de insertarse en el mundo laboral. El recrudecimiento de la crisis económica durante la pandemia poco colaboró para revertir esa tendencia. De hecho, en ese contexto, el emergente de los servicios de delivery contribuyó a deteriorar aún más la calidad de empleo entre las y los jóvenes.

Más allá de una mejora de las estadísticas laborales en el epílogo del año pasado, hay variables que no se alteran. Entre el primero y el último trimestre de 2021, la desocupación entre mujeres menores de 29 años pasó del 24,9% al 16,2% y entre varones del 17% al 13,5%. Pero en ese último trimestre, el promedio del desempleo se ubicó en 7%, más de la mitad del nivel que alcanzó el universo de mujeres referenciadas.

Otra de las cuestiones que ponen a consideración para analizar el tema desde el Ministerio de Trabajo de la Nación, tiene que ver con lo que consideran un ataque sistemático para desprestigiar a los sindicatos. Sostienen que esa práctica repercute en la falta de afiliaciones por parte de personas más jóvenes y a su vez en una menor registración del empleo en esa franja.

Motivos y urgencias

En diálogo con Rosariolpus.com, la docente investigadora de la facultad de Ciencias Políticas y coordinadora de la Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Paula Durán, profundizó sobre los motivos que conducen a esa dificultad de la juventud para ingresar en el mercado laboral.

En primer lugar, analizó: “Hay una subutilización total de la fuerza de trabajo más joven, que no consigue una ocupación (de cualquier tipo) a pesar de estar buscándola activamente. En general predomina en las personas de menor edad provenientes de hogares de escasos recursos y con menor clima educativo. Esto genera un círculo vicioso de transmisión intergeneracional de pobreza”.

Por otra parte, apuntó a los tiempos que demanda la preparación y la formación para determinadas profesiones. En muchos casos esa no inserción tiene relación con el período de instrucción que le lleva a un joven convertirse en un profesional. Para Durán, el alto nivel de desempleo en menores de 29, tiene que ver con “la falta de antecedentes y conocimientos requeridos en los empleos demandados”.

Pero también refirió a las urgencias que existen de acuerdo a cada franja etaria y explicó: “Una parte de la población joven no tiene la necesidad de generar ingresos para la subsistencia como sí lo tienen las personas de edad central, principales sostenes de hogar, que las obligan a desarrollar cualquier tipo de actividad laboral”. Para este caso no importa si el tipo de actividad económica es autogenerada, informal de baja productividad, ya sea que le permita salir del conteo del desempleo abierto,  aunque no de las condiciones de precariedad laboral. 

“Es decir, la población adulta principal sostén de hogar, tiene menos posibilidades de permanecer en el desempleo que las personas jóvenes. Ello se evidencia cuando se compara, entre la población joven, las tasas de desempleo quienes son principal sostén de hogar y quienes no lo son”, consideró la docente de la UNR.

Parte de este planteo puede explicarse también con los datos oficiales del último trimestre de 2021. En ese momento la tasa de actividad entre menores de 29 años era casi la mitad que la de personas de entre 30 y 64 años. Esto expone que el promedio de jóvenes argentinos tuvo un nivel de búsqueda de trabajo mucho menor que el de las personas más adultas.   

Abandono del mercado formal y de la sindicalización

Por su parte, el director regional del Ministerio de Trabajo de la Nación, Cristian Recchio, reconoció que Argentina no es la excepción a una regla mundial avalada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entidad que sostiene que la desocupación entre jóvenes menores de 24 años duplica la desocupación media.

“Esto tiene que ver con la sofisticación del mercado de trabajo en cuanto a experiencia, saberes, capacitación. Si bien los jóvenes tienen mayor capacidad de aprendizaje con nuevas tecnologías, existe un tiempo de aprendizaje y de inserción laboral”, explicó.

Ante esta realidad, Recchio manifestó: “La OIT recomienda intensificar la política de empleos hacia jóvenes con una fuerte formación profesional, algo que se hizo del 2003 al 2015, con la creación y puesta en escena de centros de formación profesional y que durante el gobierno de Cambiemos no se ejecutó. Ahora, luego de la pandemia estamos tratando de retomarlo”.

Desde el Ministerio de Trabajo aseguran que en provincia de Santa Fe se respeta la media nacional en cuanto al promedio de desempleo joven. Rosario tiene sus particularidades y ofertas que otras localidades más pequeñas no tienen. Las plataformas de delivery tuvieron un crecimiento elocuente, algo que permitió sostener cierto nivel de empleo, aunque bajo condiciones de trabajo precarias. 

Recchio reparó en este fenómeno laboral para explicar la dinámica que prevalece en el intento por conseguir una fuente de ingresos en medio de las dificultades económicas. “Tiene que ver con una cuestión cultural y falta de conciencia por parte de los trabajadores jóvenes, en cuanto a que no les resulta una preocupación estar registrados o no”, sostuvo.

En ese sentido, vinculó el avance del trabajo independiente con la necesidad laboral pero también con una construcción en torno a los sindicatos. “La registración se emparenta mucho a la acción de los sindicatos. En los últimos años hubo un plan orquestado y quedó en evidencia hace muy poco que existen operaciones de desprestigio sobre las organizaciones sindicales que hacen también a la falta de inscripción y a su vez a la informalidad”, profundizó.

Para reforzar esta idea, apeló a un dato que advirtieron desde el Ministerio de Trabajo de la Nación y agregó: “Cuando agarrás cualquier padrón de afiliados de cualquier sindicato, la población mayoritaria está compuesta por gente grande, son pocos los jóvenes que se terminan afiliando a menos que el servicio que le preste el sindicato sea de su interés. No hay una conciencia de que el sindicato discute paritarias, condiciones de trabajo o aumentos”.

Traslado y profundización

Si bien el impacto más profundo del desempleo en los jóvenes es un fenómeno mundial que se traslada a nivel local, el mercado laboral argentino presenta ciertas particularidades que en mayor medida intensifican las dificultades que tienen los menores de 29 años. 

Incluso dentro del universo de empleados existen categorías que no garantizan una cobertura total de las necesidades básicas. Es decir, figuran como trabajadores pero siguen bajo la línea de pobreza y con trabajos que no los brindan un piso de derechos básicos. 

Más allá de la lógica de una población joven que quiera ingresar a ese mercado a cualquier precio, existen también quienes invierten su tiempo capacitándose y priorizan su formación para dedicarse a lo que quieren, demorando su acceso al mercado laboral.