Rosario tiene 29 centros comerciales a cielo abierto en donde funcionan alrededor de 7 mil locales, según el último relevamiento del municipio. Sus altibajos son un fiel termómetro de la situación económica de los barrios. En épocas de bonanzas, los vecinos pasean y compran. Cuando asoma alguna crisis, las caminatas terminan con la plata guardada en la cartera o en los bolsillos. Los corredores de zona sur (Arijón, San Martín y Ayacucho) sufren una "estrepitosa" caída en las ventas. Los comerciantes estiman una merma del 30% respecto al año pasado.

El corredor Ayacucho está ubicado en barrio Saladillo. Se extiende por la calle que lleva su nombre por más de diez cuadras (desde el 5100 al 6200). Según, Sergio Nazzi, referente de los comerciantes de esa zona, la caída de las ventas alcanza a todos los rubros. Los altos costos y la sostenida recesión están cambiando la fisonomía de un centro comercial que siempre tuvo "alta rotación de locales".

"Ahora los locales cierran y ya no vuelven abrir, algo que hacía mucho que no pasaba. Los números no cierran por ningún lado", se queja en diálogo con Rosarioplus.com. El comerciante plantea un "combo letal" y atípico en relación a otras coyunturas de crisis. Hay inflación con recesión, dos factores que no suelen ir de la mano. "A la caída de las ventas se le suman los altos costos, ya sea de alquiler, expensas y tarifas", detalla.  

Meses atrás, Nazzi y otros referentes del comercio de la ciudad fueron recibidos por Pablo Farías, ministro de Gobierno y Reforma del Estado del gobierno provincial. Hablaron de los alquileres y de posibles estrategias para la subsistencias de los locales más pequeños. Hubo una promesa de ayuda, pero a las pocas semanas empezaron a llegar las facturas de los los servicios. "La cuerda se hizo aún más chica con este otro golpe. Fue imposible acomodarse", explica.  

Nazzi dice que no hay que ser un gran observador para "palpar" la cautela de los vecinos a la hora de sentarse en un restaurante o realizar alguna compra por fuera del rubro alimentación. "Está a simple vista. Los vecinos empiezan a priorizar los gastos. Ante la incertidumbre en el plano económico, cuidan el dinero que tienen", subraya.

La movida para recopilar firmas contra el tarifazo es un buen ejemplo para medir el humor social de los vecinos, a su juicio. Narra una anécdota que lo sorprendió: "Cuando arrancamos la gente era medio indiferente. Ahora entran a los locales solo para firmar. Muchos nos dicen que votaron el cambio y que ahora se arrepienten". 

Seis manzanas separan al centro comercial Ayacucho del Arijón (desde Ovidio Lagos hasta San Martín). Rubén Mendoza lleva la voz de mando en esa populosa arteria de la ciudad. Asegura que las ventas cayeron en forma "estrepitosa" por lo que en el corto plazo se esperan "carteles con aviso de cierres" y "liquidaciones completas de stock".

Cuenta que hay muchos colegas que en las próximas semanas tiene que renovar sus alquileres. Algunos van a seguir dando la pelea. Renovarán pese al oscuro panorama. Otros, en cambio, buscarán otra forma de ganarse la vida. "Es la dura realidad. Acá no hay magia", concluye.