La erradicación de la villa miseria enclavada en la zona de Ayacucho y Centeno avanzará un paso importante en marzo, cuando las topadoras abran en ese territorio seis calles con su infraestructura de servicios, lo que implicará la relocalización de 254 familias en viviendas nuevas. 

Así lo anunciaron la intendenta Mónica Fein y el gobernador Miguel Lifschitz durante una visita a ese rincón del barrio Tablada que dos por tres aparece en la crónica policial. “Será la solución definitiva para los problemas sociales y de violencia que vive este barrio”, afirmó el titular del Ejecutivo provincial.

Este proyecto, que forma parte del Plan Abre, prevé que estas nuevas calles tendrán agua potable, cloacas, energía eléctrica, alumbrado público, veredas y cordón cuneta.

Se trata de un proyecto de transformación total de toda esta franja, que va desde la calle Ayacucho hasta el río, y desde el sur de Uriburu hasta bulevar Seguí, un área donde viven más de 1.200 familias.

De esta manera, en los primeros meses del año se relocalizarán unas 250 familias y se empezarán las obras de infraestructura de servicios y “el ordenamiento de las familias que quedan en el Cordón Ayacucho, para integrarlas a la trama urbana de la ciudad”, detalló el gobernador.

La urbanización del Cordón Ayacucho va de la mano del proyecto urbanístico que prevé la construcción de 1.398 departamentos y 54 locales comerciales en el predio del ex Batallón 121. Allí, la empresa que ganó la licitación, y el consecuente negocio inmobiliario, debe cumplir como contraparte la urbanización del Cordón Ayacucho. 

El plazo es de tres años para concretar la transformación del Cordón Ayacucho y diez para el desarrollo de las viviendas.