"¿Te queda algún cigarrillo?", es la pregunta frecuente en los kioscos de la ciudad en los últimos días. Ya ni siquiera se consulta por una marca particular, sino por lo que haya. La respuesta es una negación con la cabeza del kiosquero o directamente un cartel en el ingreso que advierte a los clientes que no se gasten en preguntar. Y en caso de tener suerte, las versiones son las no tradicionales, difíciles de decirles que sí, como con gustos exóticos o marcas de tercera categoría. 

La otra opción es comprar tabaco suelto y darse maña para armarlos, pero tampoco en cualquier lado se vende. La Unión de Quiosqueros de Rosario advierte que significa una pérdida económica importantísima no vender cigarrillos, ya que representan el 50 por ciento de los ingresos. No sólo por el paquete sino porque  

La realidad es que la industria tabacalera se quedó sin stock al no poder producir debido al aislamiento del coronavirus y el último eslabón se queda sin el producto. El secretario general de la Federación de Obreros de la Industria del Tabaco, Juan Martini, expresó su "preocupación" ante "la inactividad industrial". 

Señaló su "preocupación" porque al no funcionar las líneas de producción "es ya evidente la ausencia de cigarrillos en los kioscos de distribución y es del mismo modo inocultable el crecimiento de los cigarrillos truchos".

Para el dirigente sindical, esa situación genera "pérdidas económicas millonarias" para el Estado por "la no recaudación de impuestos al tabaco, ya que el 80 por ciento del valor de cada paquete del producto es impuesto", puntualizó. Serían unos 700 millones de pesos diarios que no recauda.

Las dos grandes empresas industriales en el país son Massalin Particulares y British American Tobacco, que emplean a casi un millar de trabajadores y fabrican más de 1.500 millones de atados por año.