Atlético Tucumán se sobrepuso a una deficiente logística en Ecuador y concretó esta noche la hazaña de clasificarse a la tercera fase de la Copa Libertadores de América, después de ganarle a El Nacional por 1-0 en el estadio Atahualpa de Quito, al que llegó de apuro por la cancelación de su vuelo chárter desde Guayaquil.

El centrodelantero Fernando Zampedri, con un cabezazo a los 18 minutos del segundo tiempo, quedó en la historia del club como el artífice de la victoria en el primer compromiso disputado en el exterior por un torneo oficial.

Atlético jugará la siguiente instancia, también de eliminación directa, con Junior de Barranquilla, que hoy eliminó a Carabobo de Venezuela. La idea será el jueves 16 en Colombia y la revancha una semana más tarde en Tucumán.

El partido de hoy comenzó una hora y 28 minutos más tarde del horario estipulado (21.15) por un inconveniente administrativo del vuelo chárter que debía trasladar a la delegación argentina desde Guayaquil y que provocó la urgente reprogramación de la logística para llegar al estadio Atahualpa. 
El plantel tucumano aterrizó en la capital ecuatoriana a la hora que debía empezar el juego y lo hizo sin su propia utilería, por esa razón lució la indumentaria del seleccionado argentino que disputa el Campeonato Sudamericano Sub 20 en esta ciudad.

El Nacional aceptó jugar la revancha vencido el plazo reglamentario de espera pero lo hizo bajo protesta, por lo que estará en condiciones de reclamar los puntos ante la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) debido a que el visitante se presentó en la cancha pasados los 45 minutos de tolerancia en relación al horario fijado para el pitazo inicial.

Sin el calentamiento previo aconsejado y con toda la adrenalina generada por los trastornos organizativos, Atlético Tucumán saltó a la cancha y jugó un partido admirable, propio de un equipo experto en partidos internacionales.

Los dos goles marcados por El Nacional en el Monumental "José Fierro" (2-2) empujaron al conjunto de Pablo Lavallén a tomar el protagonismo del juego desde el inicio, con una postura ofensiva sobre el campo, sostenida a partir del dominio de la pelota. 

Lavallén rearmó la estructura defensiva para sostener el 1-0, armó una línea de cinco con el ingreso de Enrique Meza y le cerró los caminos al opaco rival ecuatoriano, que apenas respondió con tiros de media distancia para dar vuelta la historia.

Cuando el uruguayo Andrés Cunha hizo sonar el silbato, los jugadores del equipo tucumano miraron al cielo, luego se abrazaron y fueron hasta la cabecera donde estaban sus hinchas para ofrendar una triunfo para atesorar en las páginas doradas del club "Decano".