"El buen patrón", filme español que arrasó en los Premios Platino, se impuso en los rubros mejor película, dirección, guion y actor (para Javier Bardem) y que el jueves pasado llegó a cines argentinos, apunta, según su director Fernando León de Aranoa, “a que el público se riera el fin de semana viendo lo que padece durante toda la semana".

"El humor era la única manera de contar algo tan terrible", sostiene el cineasta durante una entrevista con Télam sobre la historia donde un Bardem en estado de gracia interpretativa es Julio Blanco, un empresario tan paternalista como manipulador, que se entromete de manera descarada en la vida de sus empleados, con la absoluta convicción de que obra de manera correcta para que su fábrica de balanzas progrese y funcione de manera correcta.

"Blanco pretende tener en su fábrica equilibrio, equidad y justicia, conceptos unidos al imaginario de la balanza -describe Aranoa- en un lugar en donde en realidad hay tan poco equilibrio y tan poca equidad y justicia". Narrada en tono de comedia ácida, el relato sobre el mundo del trabajo desde la perspectiva empresarial bien podría ser la contraparte de "Los lunes al sol" (2002), en donde el realizador abordaba ese mismo universo pero para hablar de las consecuencias devastadoras del desempleo.

Además de los cuatro Premios Platino, desde su estreno en octubre "El buen patrón" tuvo un notable recorrido, convocando una buena cantidad de espectadores en todo el mundo (algo que no sucedió en sus primeros tres días en la Argentina) y entre otros reconocimientos, la obtención de seis premios Goya.

- ¿Cuáles fueron las principales decisiones que tomó desde la puesta para retratar el mundo del trabajo en clave de comedia?

- Fernando León de Aranoa: Bueno, cuando empecé a trabajar en la historia tenía al protagonista en mi cabeza y sabía cómo debía ser su manera de relacionarse con los trabajadores y muy pronto tuve que decidir qué tipo de empresa tenía y surgió la idea de que fuera una fábrica de balanzas. Y claro, me parece una buena idea, porque el protagonista, Blanco, pretende tener en su fábrica equilibrio, equidad y justicia, conceptos unidos al imaginario de la balanza. Y me parecía interesante el hecho de que fabricaran precisamente ellos básculas y balanzas, en un lugar en donde en realidad hay tan poco equilibrio y tan poca equidad y justicia.

- ¿El humor era el único camino posible de contar el estado de las cosas?

- FLA: Claro, me parecía que el humor era la única manera de contar algo tan terrible, de cómo funcionan esas dinámicas de poder dentro de un espacio de trabajo, no solo del patrón, sino también en los trabajadores, en donde hay muchísimos desequilibrios como la falta de apoyo y solidaridad. Entendí que cuanto más lejos iba la película en el drama, cuanto más oscura se volvía, más extremo tenía más salvaje y divertida tenía que ser.

- A esos mecanismos de contar conflictos desde el humor y la sátira eran propios del cine de Luis García Berlanga. ¿Coincide con esta apreciación, fue un referente la obra del realizador valenciano?

- FLA: No de manera explícita, es una mención que agradezco mucho porque es un maestro que sí tiene ese tono cáustico al igual que algunos directores italianos, en todos lo importante es la humanidad con los que miran sus personajes, porque si yo no entiendo que cada uno de esos personajes están dentro de nosotros, estoy perdido como escritor. De ahí quiero pensar que sale ese tratamiento de los personajes, que por muy mezquinos o rastreros que sean siguen siendo humanos. Eso está en Luis García Berlanga y en las comedias italianas de los '60 y '70 que siempre me han gustado mucho, con Ettore Scola o Vittorio De Sica, que sabían encontrar ese balance entre contar lo que no funciona con humor y la ternura de sus personajes, un mix que siempre admiré como espectador.

- Es la tercera vez que convoca a Javier Bardem para protagonizar una película. ¿Qué le seduce de su trabajo?

- FLA: Los tres personajes que he escrito y que él ha interpretado tienen algo en común, muy carismáticos, cada uno a su manera, como Santa de "Los lunes al sol", aquel trabajador sin trabajo con un carácter muy fuerte que se equivocaba pero también acertaba mucho; o Pablo Escobar en "Loving Pablo", qué voy a decir yo de la fuerza y el carisma de ese personaje; y en este caso, creo que Blanco es un muy seductor, es hábil, es manipulador, tiene mucho poder y sabe cómo ejercerlo, un poder blando, que en principio no se aprecia de manera autoritaria, pero que está ahí pero es incluso más peligroso que el otro, porque ante un poder fuerte autoritario uno tiene más cuidado. Y junto a eso está también, pues estaba el humor de la historia, esa cosa que tiene Blanco de pícaro y que Javier trae tan bien a la pantalla y finalmente, los rincones oscuros, que él sabe exponer, sabe buscar ese equilibrio entre lo terrible y lo seductor del personaje. Parte de la apuesta era esa, escribir un personaje que al espectador le sedujera que cómo este tipo tan simpático sale ileso de todo. Todo ese crecimiento que ha tenido Javier, al reencontrarme con él por fortuna es el mismo tipo, con una facilidad, una disposición para el trabajo y un compromiso enorme con lo que hace que es de agradecer. Y que al final es una exigencia con el espectador, que es la mía también.

- Usted se formó en una época en que el cine se veía en salas. ¿Cómo toma el fenómeno del cine en las plataformas?

- FLA: Sé que "El buen patrón" se está viendo en las salas de diferentes países, como Argentina, donde se estrenó hace unos días y eso me pone muy contento porque uno trabaja para los cines. Cada decisión que tomo rodando la película, cada tamaño de plano, lo hago pensando en cómo yo estoy educado, para que se vea en una sala de proyección, en un visionado colectivo que a lo mejor te ayuda a entender la película desde otro sitio, cualquier película merece y agradece esto. Lo que sí es estupendo de las plataformas es que llegan a todas partes, entonces que sea accesible a ciudades medias y pequeñas en donde no hay salas, es muy bueno.