Cuando se produjo la intervención del Indec en el año 2007, el centro de las críticas estuvo en los poco creíbles datos inflacionarios que el organismo comenzó a divulgar.

Durante ese período bastaba observar la evolución de la recaudación del IVA interno y los niveles de crecimiento de la actividad para darse cuenta que la inflación debía ser superior a los niveles que indicaba el organismo intervenido.

Desde fines de 2015, el Indec se encuentra intervenido por el macrismo y desde ese momento impuso un apagón estadístico que en los últimos meses se fue levantando. Uno de los datos más relevantes que brindó a fines de septiembre fue el de la evolución del PBI en los primeros dos trimestres de este año.

De acuerdo a este informe, en el primer semestre del año la economía tuvo una caída interanual del 1,7 por ciento, resultado de un primer trimestre con crecimiento interanual del 0,4 por ciento y un segundo trimestre con un retroceso del 3,4 por ciento.

Dentro de los factores que explican esta evolución tenemos el fuerte incremento de las importaciones, que crecieron más de un 10 por ciento en un contexto de caída de la actividad económica y de los ingresos, potenciando esa caída. La Inversión muestra una caída del 4,16 por ciento. Con efecto contrario, las exportaciones crecieron un 4,55 por ciento, como resultado de la liquidación, durante el primer trimestre del año, de las exportaciones retenidas durante el último trimestre del 2015 por el sector de cereales y oleaginosas.

Además de este último elemento, lo que explica en gran medida que no haya caído más el PBI es la evolución del Consumo Privado. De acuerdo a lo que informa el “nuevo” Indec, el consumo de las familias tuvo un crecimiento interanual del 0,7 por ciento en el primer semestre del año, resultado de un crecimiento del 1,6 por ciento en el primer trimestre y una caída del 0,1 por ciento en el segundo trimestre.

La evolución del consumo de las familias que declara el Indec contrasta fuertemente con la evolución de las ventas en los supermercados y los centros de compras relevados por el propio Indec y en los comercios minoristas relevados por la Came.

Para el primer trimestre, el Indec dice que el consumo de las familias creció un 1,6 por ciento. Pero las ventas cayeron un 3,3 por ciento en supermercados, un 6,3 por ciento en centros de compras y un 4,2 por ciento en los comercios minoristas. En el segundo trimestre, el Indec dice que el consumo de las familias cayó un 0,1 por ciento. Sin embargo, las ventas de bienes de consumo cayeron un 12 por ciento en supermercados, un 10 por ciento en centros de compras y un 8,5 por ciento en los comercios minoristas.

Semejante contraste hace mucho ruido. ¿Será que el Indec del cambio miente más que antes? ¿Será que el gobierno no está admitiendo la verdadera contracción del consumo de las familias y del PBI?