El Banco Central actualizó su publicación periódica con los datos del balance cambiario. Este instrumento registra, en base a un conjunto de fuentes, los movimientos efectivamente ocurridos de divisas ingresadas y egresadas que explican las variaciones de las reservas internacionales. En otras palabras: si las reservas que administra la entidad monetaria sufrieron aumentos o disminuciones, el balance cambiario intenta ponerle nombre y apellido a esos movimientos.

La información que sintetiza el siguiente cuadro refiere al período diciembre 2015 a febrero 2017, esto es la gestión del nuevo gobierno nacional.

Argentina: Balance Cambiario Período: 12-2015 a 02-2017 (Datos en millones de dólares corrientes)

(Fuente: www.bcra.gov.ar Anexo del Balance Cambiario y elaboración propia).

Entre los datos salientes que pueden extraerse de él, podríamos mencionar los siguientes:

  1. Los ingresos superaron a los egresos en 25.251 millones de dólares, monto que explica a su vez el aumento de las reservas internacionales en tal magnitud entre los extremos del período.
  2. La balanza comercial, diferencia entre los ingresos por cobro exportaciones y egresos por pago de importaciones de bienes y servicios, fue negativa en 1.441 millones de dólares. Claramente este resultado no tiene nada que ver con los estímulos por la devaluación más reducción de derechos de exportación (retenciones) sino con el tamaño de la demanda de nuestros eventuales compradores y con la brutal apertura de importaciones implementada desde diciembre de 2015.
  3. Las inversiones que se anunciaban, en vez de lluvia tomaron la forma de garúa. Ingresaron en todo este período 3.023 y en concepto de remesa de utilidades las compañías radicadas en el país giraron a sus matrices una suma superior: 3.424 millones de dólares.
  4. La fuga de divisas continuó como en su época de esplendor. Claramente no se trata de mayor o menor confianza, sino del espíritu rentístico permanente de las elites locales y las corporaciones visitantes extranjeras ocasionales. En el período, el sector privado (tanto el financiero como el no financiero) trajo 25.635 y a la vez se llevó 50.708 millones de dólares. Puede no tratarse de los mismos sujetos, unos traen y otros llevan, por lo que el dato relevante es la fuga de la segunda cifra señalada, más de 50 mil. En consecuencia, si se tratase de diferentes sujetos, en algún momento todo o parte de los 25.635 intentarán retirarse.
  5. Entre los préstamos que se tomaron y aquellos que se cancelaron en moneda extranjera, el neto entre ambos implicó un ingreso de divisas del orden de los 48.125 millones de dólares. Obviamente se trata de partidas que habrá que atender a su vencimiento. Si las reservas aumentaron sólo 25.251, es claro que se trata de un incremento que se explica por el endeudamiento, el que a su vez permitió financiar un nuevo ciclo de fuga, en función de los números antes expuestos.

A estos datos que muestra el balance cambiario hay que agregarle lo que acaba de hacer el BCRA en materia de tasas de interés. La fijó en 26,25% anual, renovando de este modo la invitación a especular en un marco de congelamiento artificial de la cotización del dólar y desestimulando el uso productivo de excedentes líquidos de las empresas frente a este seguro de ganancias que brinda la remuneración de los títulos que emite la entidad monetaria. Adicionalmente, representa una negación de la meta inflacionaria contenida en el presupuesto nacional, cuyo guarismo del 17% anual ya pertenece al pasado, marchando a otro que va a estar más cerca del 30%.

El balance semanal del BCRA cerrado el pasado 31 de marzo dice que el stock de títulos (letras y notas) más las operaciones de pase pasivos, todos ellos instrumentos creados por la entidad con fines de regulación monetaria y cambiaria, ascendían a esa fecha a 1 billón 310 mil millones de pesos. Para darle interpretación terrenal a esto puede decirse que se trata de deudas del BCRA para con quienes eligieron esos papeles con fines especulativos. Ese abanico de emisiones lo es mayoritariamente en pesos pero hay una novedad respecto de quienes son sus tenedores. Tradicionalmente se trataba de los bancos locales, las compañías de seguro y de fondos comunes de inversión. En 2016 pasaron a ocupar un lugar de mayor relevancia otro tipo de tenedores: fondos extranjeros atraídos por el dólar congelado y la alta tasa de interés en pesos que ofrece el BCRA.

Un nuevo capítulo de la historia de la bicicleta financiera que terminará del modo en que ya conocemos. Cuando tanto los residentes como los no residentes en Argentina consideren satisfecho su apetito de ganancias en pesos, intentarán dolarizarlas. ¿Cuánto mide en dólares aquella cifra billonaria?: unos 85 mil millones de dólares. Estamos pronto a ingresar en zona de turbulencia, dada el irrestricto libertinaje cambiario existente desde el 17/12/2015.