Celebramos, conmemoramos o recordamos el día de la no violencia para con la mujer, algo que cualquier ser “civilizado” sabe o debería saber. Solemos considerar que la agresión física o psicológica  es propia de un sector social, no educado, con costumbres ancestrales que las replican en el tiempo debido a su falta de instrucción. Quizás, algo de esto hay para que tantos hombres crean ser “dueños” de  su mujer; cuestiones culturales que encierran costumbres atávicas a pesar de la evolución que ha tenido la sociedad.

Sin embargo, para la mayoría, el respeto, la solidaridad y la tolerancia son valores que se viven a diario y se hablan día a día en los medios masivos de comunicación.

No obstante, hace un tiempo, me sorprendió ver en Medellín (Colombia), una publicidad de zapatillas que decía: “No están hechas para correr, están para dar patadas en el trasero” con una imagen más que elocuente.

Me extraña que publicistas, profesionales educados, formados e instruidos  puedan llamar la atención del público con un mensaje de este tipo. No caben dudas que el producto a vender me quedó en la retina y en el inconsciente, objetivo primordial del afiche; pero, me pregunto, ¿cómo  leerán los adolescentes, quienes usan esas zapatillas, ese mensaje? ¿Podrán separar la idea del trato diario  para con su mujer, para con su novia o compañera de estudios?

Me parece que tenemos que abrir los ojos, pasar el discurso al acto y no creer que ya está todo superado; este tema requiere mucha reflexión aún. La mujer es mucho más que un “objeto” a admirar; pero para ello, no sólo el hombre, sino somos cada una de nosotras quienes debemos tener claro qué queremos para nuestra vida, si  vendernos sólo como una hembra o mostrarnos como una verdadera MUJER, con lo que esta palabra significa, proclamando respeto e igualdad.

Nadie más que cada mujer es la que debe defender derecho a vivir la vida, con sus proyectos e intereses, como le parezca más adecuado. No es tanto…