Un ex periodista marginal y ex diputado de olvidable paso por el Congreso de la mano de Elisa Carrió, le ha dado al gobierno un nuevo lei motiv para afrontar la sequía de resultados positivos en materia económica, algo que más temprano que tarde, la gente comenzará a notar de cara a octubre. Este profeta del odio hacia el peronismo –tiene libros enteros editados que intentan demostrar que esa fuerza política es el principio de todos los males argentinos-, acaba de publicar un artículo ingenioso en el que acuñó la frase “dato mata relato”. El objetivo es destacar que el gobierno de Cambiemos restauró la confianza en las estadísticas oficiales y que la tergiversación de éstas por parte de la anterior administración, fue la base del relato que el kirchnerismo trasladó a vastos sectores de la sociedad.

Más allá del central error de la maniobra política del pasado, lo que vuelve a alimentar la estadística oficial es la creación de un nuevo relato pero esta vez basado en el negacionismo. Por ejemplo: “Las importaciones actuales son menores a las del último período del gobierno anterior”. El dato se puede efectivamente rastrear en los informes del instituto que conduce Jorge Todesca. La afirmación se sustenta en la facturación, no en la cantidad de materiales importados. Y, acá viene la trampa, sin aclarar que en 2015 esas nutridas importaciones se relacionaban con bienes de capital o importaciones industriales para alimentar la fabricación de productos nacionales que a su vez alimentaban el trabajo argentino. Ahora la facturación por importaciones puede ser menor, pero es muy superior en número de productos extranjeros terminados que destruyen empleo nacional. Sólo basta ver la cantidad de llantas importadas (unas 172 mil durante 2016) que pusieron a Mefro Wheels –la única productora nacional de llantas- al borde de la desaparición. O el calzado que aumentó en millones la cantidad de zapatos que ingresaron del extranjero, después de años de recuperación de un industria que ocupa mucha mano de obra y muy calificada.

También el negacionismo incluye al desempleo. “Ya estamos en una estadística que indica que son más las altas que las bajas”, señalan desde la Nación apoyados incluso por el ministro de Trabajo de Santa Fe, el radical Julio Genesini. Sin embargo, el mismo Indec publicó que se destruyeron 65 mil puestos laborales sólo durante el año pasado. Y que fueron más de 4 mil las fábricas que cerraron sus puertas. Esta provincia es en casi todo el 10 por ciento de las estadísticas nacionales. Es imposible que, como repite Genesini, no haya aquí población afectada seriamente por el desempleo.

La recuperación de la estadística oficial es un dato positivo en sí mismo. Nunca los números son tan puros, tan matemáticos, pero es importante recuperar las tendencias para centrar los debates. Eso no quiere decir que números más cercanos a la realidad cerquen un relato gubernamental. Antes que nada, no hay gobierno sin relato. La tradición o la necesidad política marcan la presencia de un relato incluso mucho antes de que la palabra se usara en ese sentido y se la cargara después de contenido negativo para criticar al kirchnerismo. Cambiemos, en poco más de un año de gobierno ha elaborado un relato más largo y profundo que el gobierno anterior.