La centralidad política de Cristina Fernández de Kirchner quedó ratificada una vez más luego de la entrevista que le hizo el periodista Luis Novaresio. No sólo por el contenido de sus respuestas sino también por la atención pública que generó su aparición. El reportaje logró picos de rating para un horario marginal de la televisión que retransmitió la señal en vivo que ofreció la plataforma Infobae. La elección del medio no es menor: propiedad de Daniel Hadad, un hábil negociador en el mundo de los negocios y de la política. La selección del periodista, por supuesto, no tuvo azar. La ex mandataria concedió el reportaje a alguien de “otro palo” porque necesita ampliar su base electoral de cara a octubre. Eligió entre los más serios y que, sabía de antemano, apostaría más al periodismo verdadero que a la pancarta política. Y Novaresio se desempeñó como esperaban, incisivo pero no fanático. Técnicamente sin reproches. Sólo otros dos o tres periodistas de la televisión argentina podrían haber reunido esas mismas características.

Nunca se la había escuchado hablar a Cristina del caso López, el de los bolsos con millones revoleados por encima de la pared de un convento. La ex presidenta hasta se quebró al evocar el momento en que se enteró de esa terrible noticia y apeló a lo que muchos kirchneristas pensaron en aquel momento: cómo explicar semejante acto a los miles de pibas y pibes que habían vuelto a creer y confiar en la política, a los que después de muchos años volvieron a abrazar la militancia. López hirió gravemente no sólo al gobierno al que perteneció sino que le dio un tiro a la política toda.

Pero toda esa centralidad política no la deposita a Cristina Fernández de Kirchner en la conducción del peronismo. Ella misma produjo un anuncio que no pasó desapercibido en la entrevista, pero que no fue tomado en toda su dimensión: “Si soy un escollo para que el peronismo gane las elecciones en 2019, me excluyo”. Pero agregó también que no veía de qué manera podía ser un escollo si era la candidata opositora más votada como lo fue en las PASO de agosto. Con lo cual, de alguna forma, preanunció que tiene intenciones de dar la pelea de fondo dentro de dos años.

Cristina está en un momento parecido al que le tocó vivir a Néstor Kirchner cuando no controlaba al PJ y por eso planteó la transversalidad política. La diferencia es que Cristina no está en el poder, pero eso es Unidad Ciudadana. Hay todo otro peronismo que no está dispuesto a ser conducido por la ex mandataria y que cree que la doctora no reestablece más su empatía con grandes sectores de la sociedad argentina. Por eso Miguel Pichetto dijo que esperaba que “la señora arme su propio bloque” cuando ingrese al Senado. Y el senador no habla por él, sino por el conjunto de los gobernadores del PJ. Por eso Florencio Randazzo a pesar de su magra cosecha electoral sigue convencido de enfrentarla. Un peronismo que no sabe qué pasará pero que sí esta seguro de que al futuro no se llega de la mano de Cristina.