El ingreso al circuito profesional de tenis no es nada fácil. Duro, sacrificado y costoso. Conseguir los primeros puntos de ATP se hace una misión casi imposible debido a la escasez de torneos, falta de sponsors y del poco apoyo económico que reciben los chicos que quieren hacer que el tenis sea su vida.

El deseo de pertenecer y permanecer les fluye por las venas y aunque el camino sea más largo y dificultoso ellos encontraron una alternativa que les permite proyectar su sueño de seguir con la raqueta entre sus manos.

Una nueva generación de jugadores se alista para partir a Europa buscando poder demostrar sus habilidades en distintos torneos, con dinero en premios, para que algún cazatalentos o representante de clubes los contrate con miras al próximo año.

Mientras compiten y esperan la tan deseada convocatoria que les permita afianzarse a futuro en el viejo continente, van generando su pequeño capital en euros. Una cantidad de buenas actuaciones, no solo les garantiza un contrato sino que también volver  a casa con plata y recuperar la inversión inicial originada por los gastos de los aéreos y de gestión de un coordinador general asentado en Europa, responsable del alojamiento y del armando del calendario de los tenistas.

Si algún club los convoca, el año que viene, ya tendrán todos sus gastos pagos para regresar a jugar, además de su correspondiente remuneración. Los interclubes allá se disputan los fines de semanas, lo que les da la posibilidad a los chicos que el resto de los días sigan participando en torneos con dinero en premios o tratar de ingresar de los Futures, que son las competencias de menor jerarquía del circuito profesional pero que otorgan puntos para el ranking de la ATP.

El circuito europeo

El tenis en Europa mueve grandes cantidades de dinero y los Interclubles cobran gran relevancia. Con un sistema de ascensos y descensos; plata y prestigio están en juego. Cada plantel presenta a sus mejores exponentes y los resultados son seguidos de cerca por importantes medios de comunicación. Allá el tenista es una figura.

Los jugadores sudamericanos son buscados por varios motivos, en primera instancia porque la competencia se realiza sobre polvo de ladrillos y los deportistas de estos lares son especialistas y se destacan por su calidad y en segundo lugar por cuestiones económicas. A los representantes de los equipos les conviene al cambio de divisas contratar a latinos. Pese a que tienen que pagar vuelos, alojamiento, comidas, traslados y sueldos; les sigue cerrando.

Si bien varios años atrás hubo una grupo de tenistas que fueron precursores en esto de jugar por equipos para otros países – entre los que se destacan Sebastián Bettiol, Gustavo Carbonari, los hermanos Ferrer y Gustavo Cavallaro- una nueva camada está lista para embarcar y hacer su debut. La mayoría ha tenido puntos en el ranking nacional y muchos han participado de la gira COSAT. Pero no son condiciones sine qua non a la hora de cumplir un sueño. Si es necesario un nivel aceptable de competencia.

Los primeros en llegar

Los que llevan la delantera, a todos estos chicos que viajan por primera vez a probarse, son Alejo Apud y Juan Cruz Scoppetta con ya casi dos temporadas sobre sus hombros. Alejo tiene 23 años, ha tenido puntos de ATP, pero las cuestiones económicas fueron un factor determinante para que abandonara sus intenciones de ingresar al circuito mayor y optar por otra alternativa. “Hace mucho que quería ir a probarme a Francia, porque en la Argentina había estado jugando Futures, pero era muy costoso, los resultados tardaban en llegar y no quería seguir haciéndole gastar tanta plata a mi papá. Así que en 2012 dejé de intentar, me puse a dar clases para ahorrar e invertí todo lo que tenía en un viaje para irme a probar a un club en La Roche-Posay donde tenía un contacto. Por suerte gané el torneo y me contrataron”.

Esta opción le permitió a Alejo poder vivir del tenis, porque le pagan por jugar Interclubes y además después que termina la temporada sigue compitiendo en torneos con dinero en premios. “Solo me dediqué a disputar este tipo de competencias, no tuve más ganas de participar en los Futures. A mí el club me da los pasaje, el alojamiento en una casa de campo espectacular y me paga. A los que quieran venir yo le aconsejo que se entrenen mucho, sobretodo físicamente, porque no es fácil, se juegan muchos partidos y además es importante, que aunque sea de base, tengan el inglés”.

Para Scoppetta, las cosas son distintas. A los 18 tiene como objetivo ingresar al profesionalismo. Pero como sabe que la inversión es grande decidió comenzar por Europa. “El año pasado terminé la secundaria por internet, mientras jugaba contratado por un club en Stuttgart, Alemania. Necesitaban un tenista con determinadas características, se pusieron en contacto con la academia en la que entreno y como yo cumplía con esos requisitos, me pagaron todo y me fui. La experiencia fue magnifica, el director del equipo quedó conforme con mis actuaciones y me comprometió para este año”.

El ritmo de competencia es exigente, hay partidos casi a diario y se recorren muchos kilómetros en un mismo día para no dejar escapar ningún torneo. “Después de terminar la temporada en Alemania, me fui a Francia, ahí era un torneo detrás de otro, yo no quería perderme ninguno. Una vez se me juntaron dos el mismo día, uno a la mañana y el otro a la tarde, pero con 200 km de diferencia. Así que apenas perdí el primero, me tomé dos trenes y un colectivo para llegar al otro. Antes de entrar a la cancha me entero que la competencia tenía alojamiento para los jugadores, algo que sí ocurre en todas las otras. Perdí el partido que fue largo y durísimo pensando solamente en donde iba a pasar la noche. La ciudad estaba cerca del mar, ya estaba oscuro, llovía y hacía frio.

Después de algunas averiguaciones dio con unos chilenos que se alojaban justamente en frente del club. “Con estos chicos ya habíamos jugado juntos algunas veces, así que me recibieron muy bien. Ellos me dijeron que dormían en el patio, que el dueño gentilmente le había dado lugar ahí. Así que atravesamos el parque inmenso que tenía la casa y fuimos a nuestro destino final, unos colchones adentro de lo que aquí llamamos la casita del árbol, esas que son para diversión de los chicos. Pese a la incomodidad y el frio ahí me quedé con ellos durante una semana”

Los que hacen su debut

Las expectativas y la ansiedad los supera. No ven la hora de su partida. Tienen tan cerca la posibilidad de concretar su sueño, pero a su vez el estómago les hace ruido. Yoel Milsztejn, no es la excepción, con 17 años y después de demostrarles a sus padres que el tenis era su vida, logró que lo apoyaran en este viaje, que mentalmente se lo venía imaginado desde hace tiempo. “Al tenis lo descubrí recién a los 10 años después de haberlo visto jugar a mi papá y me gustó tanto que lo empecé a practicar. No era un virtuoso natural, pero le puse garra y entrenaba tanto para poder sobresalir, que de a poco las cosas se fueron dando. Comencé en los torneos de menores, después ya a nivel nacional, luego COSAT y no paré más. La que se resistía era mi mamá, porque quería que estudiara, pero cuando vio que el tenis lo era todo para mí, no dudó en apoyarme”.

El último año de secundaria lo terminará por internet, una opción que está disponible a través a de la Asociación Argentina de Tenis para aquellos jugadores que viajan. “Si bien esta idea de poder irme a jugar al exterior la tenía desde hace tiempo, no pensé que se iba a concretar este año, pero me hicieron la propuesta de ir a Francia, lo hablamos con mi familia y ya estoy a punto de partir. Mi principal objetivo es agarrar ritmo de competencia para alcanzar mi mejor nivel y poder ingresar al profesionalismo”. La gira de Milsztejn también incluye Futures en Egipto e Israel.

Las historias son variadas y sus objetivos, también. Algunos lo hacen por la experiencia o para realizarse, otros lo proyectan como su medio de vida o como trampolín al circuito de la ATP. Lo cierto es que a todos los une la misma pasión. Franco Palermo, de 17 años, proviene de familia de tenistas, a él, tanto como a sus padres los entrenó su abuelo, fanático por la raqueta, pese a no haber competido nunca. “Mi abuelo leía todas la revistas y no se perdía ningún partido por tv, siempre fue un apasionado. Todos se alegraron cuando recibí la propuesta de ir a disputar Interclubes a Stuttgart, Alemania. Practico duro porque esta es una chance muy importante, mi propósito es que me contraten para la próxima temporada. Después de allí, me voy a jugar torneos por dinero a Francia”.

Todo el calendario, de Palermo, en Europa está apuntado a que con el tiempo le sea redituable y su medio de vida. “El circuito de ITF o ATP requieren de una inversión muy grande, que en mi caso se complica, por eso consideré que esta opción era la mejor para mí carrera”.

Los momentos y las oportunidades, no se desaprovechan, porque a veces suelen darse solo una vez, por eso, Emanuel Leiva, tampoco quiere perdérsela, “porque la experiencia no se compra. Voy en busca de un club que me contrate. Es como cuando te vas a probar a fútbol y te ven los representantes. Como tengo pasaporte de la comunidad europea, me inscribo en el torneo que mejor me convenga. El que tiene únicamente el argentino, al menos en Francia, está obligado a participar por lo menos en diez”.

Felipe Gómez, es de San Vicente, a 200 km de Rosario, cuando se comenzó a destacar no tenía con quién entrenar. Así que busco un centro de alto rendimiento en la ciudad y se aboco a lo suyo. Estuvo rankeado a nivel nacional y en Sudamérica. Ahora tiene por delante demostrar sus habilidades para poder ser contratado en el viejo mundo.

Otra manera de ver las cosas

Diego Pellegrino de 16 años y Emilio Malliet de 19, tienen un particular enfoque sobre lo que quieren para su vida y su carrera. Por un lado, al igual que el resto de los chicos, se van a  probar suerte en una gira de tres meses sobre cemento, también en Francia. Se van a alojar en un club en las afuera de Toulouse, donde harán base. Pellegrino es de Villa Constitución y viaja todos los días a Rosario, cuatro horas entre ida y vuelta en micro, hace un enorme esfuerzo para poder entrenar a diario y va a realizar este intento con el fin de ingresar al profesionalismo. “Una vez que gaste todo los cartuchos, si no se me da, en el futuro no me veo dentro de una cancha de tenis dando clases, supongo que seguiré con lo que hace mi papá que tiene boliches y restaurantes. Mientras que Malliet, considera que después de que haya hecho todos los intentos para tener puntos de ATP, si las cosas no se le dan como él quiere, considera a bien un título universitario y también colaborar con su padre que tiene concesionario de autos.

Algunos requisitos

Toda la gestión que se debe realizar a través de algunas de academias de alto rendimiento de la ciudad que cuentan con entrenadores vinculados a clubes en Europa. Tener un nivel de aceptable de competencia, aplicable a la clasificación de Futures. Realizar una primera inversión -si es que no se va con contrato previo que contemple gastos de aéreos y alojamientos-. No es obligatorio ningún idioma, pero tener al menos inglés básico. Pasaporte argentino o de la comunidad europea.

Los que están cursando el secundario, pueden continuarlo vía internet a través de un convenio de la Asociación Argentina de Tenis que permite que jugadores menores de 21 años puedan continuar con sus estudios a distancia al mismo tiempo que con su preparación deportiva.