El Senado de la Nación es una de las instituciones más conservadoras del país. Los empleados aún son advertidos para que se pongan de pie cuando un legislador ingresa en el ambiente. Durante largo tiempo, fue imposible dirigirse a un senador sin anteponer “honorable” a su nombre. Rubén Giustiniani (Rosario, 1955) llegó a la Cámara alta con 48 años. “Era llamativo todo eso, Freddy Martínez (senador por Santa Cruz) un día entró sin corbata y le remarcaron la falta de formalidad. No hubo caso, iba sin corbata igual”, recuerda en diálogo con Rosarioplus.com.

Tras el fenómeno electoral que se produjo en 2011 cuando el peronismo -con María Eugenia Bielsa a la cabeza- se quedó con la mayoría de la Cámara baja de la provincia, los partidos decidieron colocar nombres más conocidos en esa lista. Así es cómo Giustiniani, doce años senador Nacional, será ahora candidato a diputado provincial en la interna del Frente Cívico y Social. 

De campaña por la provincia, acompañando al precandidato a gobernador radical Mario Barletta, hace hincapié en mostrar sus ideas para avanzar contra el narcotráfico y disminuir las tasas de homicidios y robos.

Ud. aseguró que el pacto entre la UCR y PRO a nivel nacional no afecta el acuerdo que existe en la provincia. ¿Aún así no teme que parte de los radicales de su lista trabajen para otro a sus espaldas?

Es que las estrategias a nivel nacional y a nivel provincial siempre fueron diferentes con el radicalismo, y nunca pasó nada raro. No veo porqué pueda pasar ahora.

¿Tampoco piensa que pueda afectar al voto radical?

No lo veo. Hoy no, no en esta elección provincial.

La aparición de Del Sel en 2011 fue una sorpresa, lo sostuvo con su candidatura a diputado y ahora vuelve a medir bien para la gobernación. ¿Qué lectura hace de esto?

Me parece que la política, en general en este país pero también en algunas otras partes del mundo, ha caído en una crisis de legitimidad. Y esa crisis se expresa en que una buena parte de los ciudadanos castigue a la política apoyando candidaturas como la de Del Sel.

El carácter de “nuevo” es su mayor capital...

Nadie puede ponerse el traje de nueva política. Él ya no es nuevo: fue diputado, y ahora es candidato a gobernador por segunda vez. La única nueva política es la que se abre a la participación popular, la que da más poder a la gente. Es la nueva política del siglo 21, todo lo demás es cuento. 

Alguna vez usted fue el secretario de Gobierno de la Municipalidad de Rosario. Un alto cargo que ocupó durante la primera intendencia de Hermes Binner. ¿A qué se debe el marcado distanciamiento?

Yo no estoy de acuerdo con la mano invisible del mercado. Creo en un Estado interventor. El neoliberalismo fue trágico en este país.

¿Qué lo mantiene dentro del espacio que lidera una persona con la cual no comparten un programa tan importante como es el económico? 

Yo me siento socialista, pero no tengo la vara para medir quién es más o menos socialista. Tengo una postura dentro del partido y el binnerismo es una expresión interna que tiene otra. 

¿Qué pasó por su cabeza cuando Binner anunció que no iba a ser candidato a presidente?

Me enteré por los medios. No recuerdo exactamente, pero supongo que no le daban los números.

Muchos candidatos a intendente de la ciudad de Rosario plantean la necesidad de transformarse en jefes de la policía. ¿Lo cree conveniente?

No, no lo comparto. La policía tiene que ser férreamente conducida por el gobernador. La descentralización lleva a la autonomización de los oficiales. Sí debe existir un coordinado trabajo en conjunto entre los tres niveles del Estado. Pero para eso primero debemos renovar y modernizar las fuerzas.

¿Qué propone?

Mejor equipamiento y formación de los oficiales, mayor control y observación. Las estadísticas no pueden provenir desde los medios de comunicación. Trabajar en la prevención de la violencia. 

En sus recorridas ha notado que en los barrios aplauden cuando se nombra a Gendarmería. ¿Acuerda con la participación de las fuerzas nacionales en el territorio?

Es necesario el trabajo de Gendarmería para contener la situación en el corto plazo. Al mismo tiempo que creció el narcotráfico crecieron las tasas de homicidios en la ciudad, hoy estamos cuadriplicando el promedio nacional.

Se repite mucho la máxima sobre la gran cantidad de puertos privados que existen en la ciudad de Rosario, la poca presencia de Prefectura y lo útil que puede resultar todo esto para terminar siendo una ciudad clave en el mapa de las drogas.

El pedido a la Nación para que Gendarmería participe como fuerza de seguridad en los barrios es un pedido de fuerzas federales para atacar este problema por todos lados. A la poca presencia de Prefectura que existe hay que sumarle que, buena parte del tiempo, quizás deban estar vigilando el movimiento de pequeñas embarcaciones, sean motorizadas o de remo.

Rosarioplus.com publicó hace diez días una reseña sobre la inexistencia de políticas para tratar adicciones. Algo llamativo cuando el eje de la campaña de la gran mayoría de los candidatos es combatir el narcotráfico. 

En el Congreso Nacional aprobamos una ley de adicciones. Valoramos muchos aspectos del trabajo del cura Molina (titular del Sedronar) pero no se está llevando a cabo la puesta en marcha de esta ley, la cual es clave para mejorar el tratamiento de esta problemática.