Los innumerables pedidos de retorno de Gendarmería nacional tras haber pegado el portazo en diciembre último, encontraron respuesta a inicios de esta semana y lograron bajar los decibeles tanto en los políticos como en la gente. Sin embargo, el número resultó más bajo del esperado: primero se habló de la llegada de 1000 efectivos, luego se aclaró  que para Rosario serían 600, pero finalmente serán 400.

La semana pasada, el secretario de Seguridad de la Nación Sergio Berni accedió a dialogar formalmente con funcionarios provinciales para tratar la posibilidad de retorno, y finalmente entre negociaciones marcadas por el cronograma electoral, los efectivos federales armaron el bolso y enfilaron para Rosario. Se habló de unos 1000 sólo para la ciudad, cifra menor a la del operativo anterior que duró ocho meses, pero aceptable para quienes reclamaban su vuelta.

El ministro de Seguridad provincial, Raúl Lamberto, fundamentó luego que, como las fuerzas provinciales habían mejorado las condiciones y bajado el delito sobre todo por un mayor despliegue, unos 600 gendarmes alcanzarían para cubrir las necesidades. 

Pero este miércoles, el secretario de Seguridad Pública provincial, Gerardo Chaumont, dio finalmente la información exacta entre tantos números: confirmó que “400 integrantes (gendarmes) se sumarán a los 600 que hay actualmente en la ciudad, contabilizando mil". Además, desde la cartera de Seguridad resaltaron la incorporación de mayor cupo de policías de proximidad, como las PAT y la Policía Comunitaria, fuerzas desplegadas recientemente en los barrios más calientes.

La cantidad de efectivos es una pata del debate. La otra es su ubicación. Incluso ya hay intendentes que pusieron en discusión la distribución de los agentes federales, ya que entienden que en una zona donde se incorporan gendarmes, hay otra zona a la que no se les brinda la posibilidad.