La investigación en torno a la muerte de Franco Casco dio este jueves un nuevo paso con un allanamiento en la Comisaría 7ma de Rosario, lugar donde el joven fue visto con vida por última vez. Del procedimiento participaron Gendarmería Nacional, la Dirección de Apoyo Técnico a la Investigación Fiscal (Datif), los abogados de la querella y el fiscal Santiago Marquevich, nombrado por la Procuradora General de la Nación Alejandra Gils Carbó.

Santiago Bereciartúa, representante de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación, estuvo presente en el lugar y en diálogo con Rosarioplus.com brindó detalles. Optimista, contó que “se secuestró una gran cantidad de pruebas como libros de registro de guardia, sumarios y mucho material informático”.

La clave, entiende el abogado, puede estar en los teléfonos celulares de los policías que trabajaron en la seccional el día 6 de octubre del año pasado. “Antes se habían secuestrado los teléfonos del personal que trabajó el día 7, pero la versión de la querella establece la hipótesis de que a Franco Casco lo detuvieron el 6 y por eso ahora también se secuestraron esos teléfonos”, explicó Bereciartúa.

Los móviles van a ser peritados de forma completa. “Se revisarán las llamadas, mensajes de texto y las fotos”, dijo el representante de la Secretaría de Derechos Humanos a nivel nacional.

Respecto del material informático obtenido a partir del allanamiento, Bereciartúa opinó que “aunque las cosas se borren, la información perdura y con un buen software vamos a ver que hay”.

Semanas atrás, la querella adelantó que “tenemos identificados autores materiales que estuvieron en contacto con Franco Casco” y contó que pedirán la indagatoria para los policías involucrados.