El presidente de Brasil, Michel Temer, reafirmó este lunes que no renunciará a su mandato aunque sea imputado por corrupción por la Corte Suprema, porque si lo hace sería interpretado como "una declaración de culpa". La escucha donde avala ante un empresario el soborno a un ex aliado político, sigue haciendo estruendo en Brasil.

"No renunciaré. Destitúyanme si quieren, pero si me retiro, estaría admitiendo culpa", sostuvo Temer, tras negar acusaciones de obstrucción a la justicia en una extensa investigación sobre pago de sobornos.

"Si quieren, que me derriben porque, si yo renuncio, es una declaración de culpa", manifestó el mandatario en una entrevista publicada por el diario Folha de Sao Paulo, medio que se ha mostrado partidiario del presidente.

Causas

Es clave la grabación de una conversación del dueño de la industria cárnica, JBS, Joesley Batista con Temer, en la que el empresario comenta que busca "favores" para su empresa en ministerios y que soborna a un exdiputado preso por corrupción y cercano al gobernante para que no colabore con la justicia. En la misma Temer avala el soborno para comprar su silencio.

La Fiscalía sustentó la apertura de investigación de acuerdo con los testimonios de varios ejecutivos de la multinacional cárnica JBS, quienes, en un acuerdo de colaboración judicial, confesaron haber sobornado a más de 1.800 políticos de más de 28 partidos.

Sobre Temer, uno de los dueños de la empresa, Joesley Batista, afirmó que le paga sobornos desde 2010 y que, entre ese año y 2011, llegó a entregarle una "mesada" de 100.000 reales (unos 29.500 dólares) por diversos "favores" en el Ministerio de Agricultura.

Por su parte, el director de JBS, Ricardo Saud, aseguró en su declaración que Temer pidió y recibió 15 millones de reales (4,6 millones de euros) para las elecciones de 2014, los cuales iban a distribuirse entre sus aliados, pero se guardó un millón (307.000 dólares) para él mismo en vez de usarlo en la campaña.