Como ya lo había anunciado el año pasado, el gobierno nacional oficializó la medida que establece la quita de aranceles para productos informáticos. El decreto publicado en el Boletín Oficial alcanza tanto a la importación de componentes como a la de productos terminados, léase notebooks, tablets y computadoras. Ya no habrá que pagar ni un solo peso para traer alguna de esta mercadería desde el exterior.  La normativa tiene como fin bajar los actuales precios de góndola.

La resolución, como era de esperar, encendió las alarmas entre fabricantes, ensambladores y dirigentes gremiales, quienes venían reclamando una “gradualidad” en la reducción de los porcentajes para poder acomodarse a la nueva coyuntura. Pero las esperanzas se esfumaron con el decreto que se conoció este lunes.  

Quienes trabajan día a día en el sector de la informática estiman una pérdida de más de diez mil puestos de trabajo en todo el país, un vaticinio que se empezó a cumplir en los últimos meses. En enero, por ejemplo, la empresa PC Arts Argentina, que controla la marca Banghó, anunció el cierre de su planta ubicada en Vicente López, Buenos Aires.

La UOM logró que los 183 despedidos de la empresa pasaran a ser considerados suspendidos por 60 días cobrando el 70% del salario. Las suspensiones alcanzaron a muchas firmas del sector. La mayoría de los empresarios paralizaron los pedidos de insumos a la espera del nuevo esquema comercial. Al 31 de enero ya se contabilizaban tres mil despidos en todo el país.

El plazo para producir una notebook es de seis meses, desde que se pide el primer insumo hasta que sale a la venta. Cuando el gobierno anunció en octubre la quita de arancel, se cortaron los pedidos. Las fábricas, entonces, se quedaron únicamente con sus stocks.

En Santa Fe, el impacto alcanzará a más de mil trabajadores, según los cálculos que hacen las cámaras que nuclean a las empresas del  rubro. Hay ciento de pymes en toda la provincia que se dedican a este rubro tecnológico, que achicarán sus plantillas o directamente bajarán sus persianas al no poder competir con los productos del exterior.

“Este proceso se va a reemplazar automáticamente por una caja hecha con mano de obra extranjera”, graficó Sergio Airoldi, socio y gerente general de la firma rosarina Air Computers, que ensambla y comercializa la marca CX.

Airoldi le explicó a Rosarioplus.com que es difícil proyectar un cifra de fuentes de trabajo afectadas, pero no tiene dudas que es medida va a “impactar de lleno” en la industria local. En su caso, se inclinará más a la parte de distribución para relegar la producción, que actualmente ocupa el 25% del negocio. “Estamos haciendo malabares para reacomodar a la gente, pero no es fácil con este panorama”, aclaró.

El empresario estimó que “la producción va a quedar para proyectos muy puntuales” y que “se acabó el armado y ensamblado”. “La escala de producción va a estar en China con este nuevo escenario”, explicó.

Airoldi no es tan optimista respecto a la rebaja en los precios, tal como plantea el gobierno. Señala que la industria liquidó mucha mercadería producto de un 2016 “malo en ventas”, por lo que los precios “ya descendieron bastante”. “En el caso de las notebooks la disminución no va a superar el 20% y un 10% en lo que respecta a las PC”.

Nada de gradualismo

La eliminación del arancel del 35% incluye a las computadoras terminadas y comienza a regir a partir del 1 de abril, mientras que  la quita del arancel de 12% para la importación de componentes rige a partir de este martes.

Estos porcentajes se habían fijado en 2013 en línea con una resolución adoptada de común acuerdo por el Mercosur para protegerse de los desequilibrios en el comercio internacional por impacto de la crisis global. La Organización Mundial del Comercio (OMC) no permite aranceles por encima del 35%.

En diciembre de 2011, los países que integran el Mercosur acordaron que cada socio podría aumentar  sus aranceles en hasta cien productos provenientes de mercados externos al bloque, sin sobrepasar el máximo consolidado en la OMC.  El anterior poder Ejecutivo impuso los máximos impuestos permitidos a los productos informáticos terminados para fomentar la incipiente industria nacional en el rubro.  

La bronca de los empresarios es mayúscula debido a que el listado publicado en el Boletín Oficial alcanza a productos que no figuraban en las conversaciones que en los últimos meses mantuvieron con funcionarios del gobierno nacional. No son sólo computadoras, también hay impresoras, teclados, mouses, unidades de memorias, entre otros componentes.

"Pensábamos que se iban a respetar los aranceles del Mercosur, nunca nos imaginábamos que la decisión del Gobierno iba a ser ir al arancel cero. Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela están en el 16%. Nosotros creíamos que pasaríamos de 35 a 16%", explicó Carlos Scimone, gerente general de la Cámara Argentina de Máquinas de Oficinas Comerciales y Afines (Camoca). Y agregó: "La rebaja de aranceles de los componentes  para la informática eran para competir con un arancel de importación de 16%. Con 0% eso no alcanza.

En la misma línea se quejó Carlos Suaya, el presidente de Banghó, una firma ya afectada por este brusco cimbronazo: “Nos parece bien que abran la economía, porque la importación ayuda a contener los precios internos. Pero cuando se pone un arancel cero con un país como China, directamente desaparecemos. Es verdad que somos caros -reconoce- pero tiene que con el costo privado y también con el peso de los impuestos. En estas condiciones es imposible invertir y organizarnos”.

El empresario auguró un “panorama negro” para el sector. “Seguramente dejaremos de producir, porque ya no tiene sentido. De última volveremos a importar, como hacíamos al principio. Esto tendría que haber sido gradual, darnos alguna posibilidad de competir y no barrer con un serrucho todo lo que se construyó", concluyó.