Cuando terminaba la tarde del miércoles, una suerte de déjà vu alarmó a la ciudad por una nueva explosión en un edificio del centro rosarino. Este lunes la fiscal Valeria Piazza Iglesias recibirá las pericias de Bomberos y Defensa Civil para determinar las causas, aunque todo parece demostrar que otra vez el gas metió la cola.

Al otro día del siniestro en el edificio de tres plantas de Balcarce 23 bis, la calle estaba liberada, los escombros apilados a un costado, pero aún perduraba el silencio. Un silencio de zozobra, igual al que flotaba a dos cuadras de allí cuando los rescatistas esperaban algún hilo de voz que saliera de los restos del edificio de Salta 2141.  A la vuelta del fin de semana largo, la zona recobra su ritmo aunque el clima en esa cuadra de Balcarce, entre Brown y Güemes, todavía está tenso.

De la última planta sólo quedó la losa que hacía de techo, tumbada sobre el segundo piso, allí donde la persiana quedó a medio abrir, el farol colgando, las ramas peladas y el tiempo suspendido. En la vereda de enfrente, un grupo de vecinos señala, comenta, asimila la finitud de los hechos. Compara.

La comparación se hace odiosa pero inevitable. Otra vez el gas, los ladrillos desaforados por el aire, las ambulancias, el miedo al derrumbe, la fe en los perros, la paranoia de oler. No hubo víctimas fatales esta vez, aunque una persona quedó grave por sus quemaduras.    

Este lunes se entregarán los documentos de lo que se ha realizado por parte de Bomberos y Defensa Civil a la fiscalía para que continúe la causa, aunque faltan más pericias y el informe de los técnicos del área Obras Particulares para ayudar a determinar la investigación. Pero todo apunta, otra vez, a una deficiente instalación de gas.