Desde la trágica fiesta electrónica realizada en Año Nuevo en el complejo Punta Stage, de Arroyo Seco, donde murieron dos jóvenes por consumo de drogas sintéticas, los protocolos de seguridad de este tipo de eventos se endurecieron. La aplicación de los controles comenzó a generar críticas por parte de los asistentes, quienes sostienen que son exhaustivos y en algunos casos abusivos, como sucedió el pasado miércoles en el salón Metropolitano.

El primer espectáculo donde se aplicó el cambio de protocolo fue en febrero en el salón Metropolitano, donde se presentó el Dj Nick Warren y asistieron unas 3 mil personas. Desde ese evento se comenzó a montar un extenso operativo que incluye personal de seguridad privada y se realizan acciones por parte de agentes de distintos fuerzas policiales (incluso vestido de civil dentro del salón) para prevenir el ingreso y consumo de drogas. El modo en que se lleva a cabo es lo que reprochan los asistentes.

Las acciones preventivas son básicamente detectar que los jóvenes no ingresen drogas al salón. Y el cacheo en cuestión es más riguroso: la ropa, zapatillas, los accesorios (collares, pulseras, vinchas), las fundas de celulares, el cabello hasta algunos jóvenes dicen que examinan por dentro de la ropa interior. Es que las drogas de diseño tienen un tamaño diminuto y entienden que existen muchas formas de sobrepasar el control.

Nick Warren at The Soundgarden Rosario

The Soundgarden Rosario

Posted by Nick Warren on sábado, 11 de febrero de 2017

Agustín cuenta que ha ido a fiestas a Buenos Aires y Córdoba,  y los controles fueron rigurosos “pero no tanto” como en Rosario. “En la rave que tocó Nick Warren vi hasta que a las mujeres les hacían vaciar toda su cartera frente a una mujer policía”, apuntó.

Además, el tiempo que tardan en chequear a semejante número de personas produce demoras prolongadas. “Te revisan todo y te tienen un rato largo en la puerta. Hasta me revisaron un collar que tenía para ver si escondía algo”, explicó a Rosarioplus.com Belén, una de las asistentes del miércoles.

“Antes se hacía el típico cacheo de armas en la cintura, pero no se pedía documentación como ahora. A mí y a mis amigos la policía llegó a meternos la mano dentro de los calzoncillos, y a algunos incluso más. Por ahí con las chicas no llegan a eso, pero son rigurosos”, reveló Bruno.

“En las últimas fiestas que fui se corrió un límite, tocan donde no deberían. Criminalizan al consumidor y faltando el respeto las partes íntimas sin consentimiento cuando deben condenar al que lo vende”,

Dentro de la fiesta

Los controles no se realizan sólo en los ingresos, sino también dentro del salón con seguridad privada y hasta con policías vestidos de civil, que aparentar ser parte de la fiesta. “Nos damos cuenta que no son parte de la fiesta por la actitud, por cómo están vestidos, y porque por cualquier cosa se acercan a ver qué estás haciendo. En la última rave una amiga me pasó un chicle y un policía de civil vino a sacármelo de mala manera creyendo que era una pastilla”, contó Belén a Rosarioplus.com.

“A mi novia la agarró en el baño una chica presuntamente policía pero vestida de civil y sin identificación, y la obligó a mostrarle adentro del corpiño. Es la policía, no la seguridad privada porque no pueden”, dijo Bruno.

(Foto Rosarinear)