Su argumentación es sólida. Sus conceptos son claros y contundentes. Así y todo, Pedro Salinas introduce un ejemplo para romper con una explicación que, para muchos, puede sonar vacía y abstracta. “¿Sabés porque es imperioso evitar el cierre el Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) de Villa Moreno?”, lanza en medio de la entrevista con Rosarioplus.com. “Por historias como éstas”, se auto responde.

“Recuerdo el caso de un chiquito de once años con un retraso mental madurativo. Una de las banditas que tenía un búnker en el barrio lo obligaba a vender droga. La abuela se acercó al CAJ y abordamos la problemática pese a no tener el apoyo de ninguna dependencia estatal. Hicimos mil cosas para poder sacar al pibe del barrio. Finalmente logramos con muchísimo esfuerzo que la Dirección Provincial de Niñez tome carta en el asunto. Lo llevamos a un hogar en Alvear. Hoy el pibe está escolarizado y salió campeón con el equipo de fútbol. Esa historia es muy figurativa en todo sentido. Por el cambio sustancial de la vida de este chiquito y porque a través del centro se logró implementar una política social de acción contra el delito porque el chico dejó de ser un peligro para la propia comunidad del barrio”, relata con orgullo.    

El ejemplo, al cabo, es uno de los tantos que se le viene a la memoria al concejal Salinas cuando habla del Centro de Acceso a la Justicia, una dependencia que se convirtió en realidad gracias a su inclaudicable compromiso con el barrio. En persona, viajó a Buenos Aires para reunirse con las máximas autoridades del ministerio de Justicia de la Nación para pedir por “un anclaje del Estado” en un territorio olvidado, desprotegido y muy sensibilizado tras el triple crimen.  

Pese a no representar a ninguna agrupación kirchnerista (Salinas por aquel entonces militaba en el Movimiento 26 de junio), el joven dirigente recibió una respuesta afirmativa. Tres meses más tarde, el CAJ abrió sus puertas en la capilla del barrio. “El lugar se transformó en un ente centralizador de todas las políticas públicas del Estado, ya sea a nivel municipal, provincial y nacional”, explica el edil.

El último viernes, llegó la noticia que en el corto plazo el Centro dejará de existir por decisión de la Casa Rosada. La lucha pasa ahora por lograr que el gobierno provincial se haga cargo del proyecto. “Estamos hablando de un centro que no amerita ninguna erogación presupuestaria importante. Los motivos hay que encontrarlos en que están atolondrados por cerrar cada intento de reconstrucción del tejido social”, afirma Salinas.

¿Cómo se enteraron del cierre del Centro?

Se dio una extraña paradoja, justo cuando con nuestro bloque estábamos redactando un proyecto de declaración para que el Concejo exprese la preocupación ante un eventual cierre del CAJ de Villa Moreno, nos enteramos de una reunión entre las antiguas autoridades del ministerio de Justicia y la nueva conducción, la cual remarcó la voluntad de prescindir directamente del programa. Cerrar los 80 CAJ, que a grandes rasgos son el tejido institucional del proyecto en toda la Argentina. No tenemos al anuncio oficial, pero la decisión está tomada

¿Hay algún margen de acción para evitar el cierre?

Estamos tratando de generar algún tipo de interlocución con el ministerio de Justicia de la provincia para que tome cartas en el asunto. Estamos hablando de un centro que no amerita ninguna erogación presupuestaria importante, son seis contratos y un alquiler mínimo debido a que el centro funciona en la capilla de Villa Moreno. Por otro lado, estamos hablando de una institución que tiene un impacto muy significativo en el barrio y en las zonas aledañas. Queremos que el ministerio de Justicia se haga cargo y pueda garantizar el funcionamiento del centro. Al día de hoy aún no tenemos ninguna audiencia para gestionar este pedido

¿Cómo surgió la instalación del Centro en Villa Moreno?

Después del triple crimen, nosotros empezamos a tener interlocución con todos los estamentos del Estado. El 11 de enero de 2012 tuvimos una reunión con la entonces ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré, y con Julián Alvarez, secretario de Justicia. Les dijimos que veíamos necesario que en el territorio existiese algún anclaje del Estado. Surgió la posibilidad de instalar un Centro de Acceso a la Justicia. A los pocos días, formalizamos las gestiones para la apertura del centro.

Obtuvieron respuesta pese a no ser militantes kircheristas.

Exacto. Nosotros fuimos como militantes del Movimiento 26 de Junio. Para mayo del 2012, el Centro ya estaba abierto porque hubo algunos contratiempos burocráticos. La recepción fue muy buena pese a no tener una misma identidad partidaria.

¿Cómo fue la apropiación que hizo el barrio con este nuevo lugar?

Fue una apropiación casi inmediata, lo que no esperábamos porque durante los primeros meses no teníamos muchas herramientas institucionales. Se logró construir una rápida referencia por el asesoramiento humano detrás de la iniciativa. Se resolvían demandas insatisfechas en otras oficinas estatales. Más tarde fuimos articulando estrategias con un montón de instituciones del Estado, ya sea municipal, provincial y nacional, lo que potenció el centro. El lugar se transformó en un ente centralizador de todas las políticas públicas del Estado de todo orden.

¿Cuán duro sería el golpe de cerrarse este Centro?

Hay que entender que no estamos hablando que se van a perder trámites y gestiones para los vecinos. De cerrarse este centro se van a perder derechos conquistados. Esta institución lo que hizo fue generar y ampliar derechos.

Claramente no hay un argumento económico detrás del cierre porque son 6 contratos y un alquiler más barato. ¿Por qué entonces arremeten contra este centro?

A esto nos referíamos desde Ciudad Futura cuando tuvimos la necesidad de lanzar una campaña con el lema “Macri no”. El neoliberalismo es una ideología. Ante cada intento de recomponer el tejido social, de conformar otras posibilidades de convivencia social, hay detrás de esta ideología un claro afán de desbaratar derechos. No resiste la más mínima lógica política cerrar el CAJ de Villa Moreno. Hay algo mucho más profundo. Están atolondrados por cerrar cada intento de reconstrucción del tejido social.

¿A nivel personal cómo estás asimilando esta noticia dado que fuiste el impulsor de este proyecto para Villa Moreno?

Estoy tratando de digerir la noticia con optimismo. Vamos a luchar para que el Centro no se cierre. Sería un retroceso muy importante. Más allá de haber estado en las primeras reuniones y de haber sido el impulsor, laburé dos años como administrativo en el lugar. Pude ver muchas historias de vidas transformadas y una institución estatal que impacta significativamente en la vida de los ciudadanos. El equipo de laburo siempre trabajó a destajo. Es una de las pocas oficinas estatales que abre a las 9 de la mañana, cierra a las 5 de la tarde y te vas a tu casa y seguís laburando. Ojalá la provincia esté a la altura de las circunstancias y puede hacerse cargo de este lugar.