Uno de los únicos argumentos de los que impulsaban la devaluación -que produjo el nuevo gobierno en diciembre pasado- era que el tipo de cambio estaba muy atrasado y que esa era la razón del mal desempeño exportador de nuestra economía, argumento que desoía la opinión de otros, de que la caída en nuestras exportaciones se debía a una retracción en el desempeño económico de nuestros principales clientes comerciales.

El 17 de diciembre asistimos a un gran salto devaluatorio que llevó la tasa de devaluación interanual del 14 al 60 por ciento, con su consecuente impacto en los precios domésticos, reforzado además por la desaparición de retenciones en casi todos los productos de exportación. El costo social de ese proceso, aumentado por los incrementos desmedidos en las tarifas de los servicios básicos, son inocultables: caída del poder adquisitivo de las familias trabajadoras, aumento de la pobreza, caída en la actividad económica con especial crudeza en las pequeñas y medianas empresas.

Los números que arroja el primer trimestre en materia de exportaciones nos permitirá medir la certeza del argumento exportador con el que se justificara en su momento la devaluación.

Antes de realizar ese ejercicio comparativo, debemos mencionar algo: los últimos meses del gobierno anterior, las exportaciones del sector “cereales y oleaginosas” se contrajeron significativamente por la especulación con el nuevo tipo de cambio  que les ofrecía, junto a la quita de retenciones, la opción política que finalmente resultó ganadora. Esto hizo que las exportaciones de este rubro, durante el primer trimestre de este año, sean ficticiamente altas, ya que incluyen los que se guardó entre septiembre y noviembre. Por tal motivo, dejaremos de lado este rubro.

Como podemos ver, todos los rubros mostraron un comportamiento negativo en la comparación interanual, según el balance cambiario del BCRA. En promedio, sufrieron una retracción interanual del 20,8 por ciento. Es evidente entonces que la razón del desempeño exportador no radicaba en el tipo de cambio, sino en la particular situación de las economías de nuestros principales clientes comerciales.

Las clases medias, y especialmente los sectores mas postergados, resultaron perjudicados con la devaluación. Pero como generalmente ocurre, siempre que pierden “los muchos” ganan “los pocos”. Los pocos que tenían dólares escondidos fuera del país y que ahora tendrán la oportunidad de traerlos con perdón judicial, impositivo y con las ganancias extraordinarias que les produjo la devaluación. Por eso no sorprende que entre los que se beneficiarán con toda esta movida, esté la misma persona que las impulsa: el propio presidente Mauricio Macri.