La apertura de las importaciones fue uno de los grandes problemas para pequeños y medianos comerciantes. Sin dudas, uno de los temas principales de la agenda económica durante 2016. Unidos por el espanto, distintos sectores se reunieron para pedir soluciones al respecto y particularmente en Santa Fe el Ministerio de la Producción puso especial énfasis en el tema a través del Observatorio de Importaciones. Pero para el Indec, el año pasado Argentina importó menos que en 2015.

“Las importaciones acumuladas durante el período enero-diciembre de 2016 respecto de igual período del año anterior cayeron 6,9%. Las importaciones de Combustibles y lubricantes, Bienes intermedios, y Piezas y accesorios para bienes de capital cayeron en los doce meses de 2016 respecto de igual período del año anterior 30,7%, 14,4% y 10,8% respectivamente”, remarcó el Instituto Nacional de Estadística y Censos.

Los números están en las antípodas de los expuestos por el Observatorio creado por la Federación de Industriales de Santa Fe (Fisfe) y el Ministerio de la Producción a cargo de Luis Contigiani. El último reporte, publicado en diciembre, brindó detalles rubro por rubro respecto de las importaciones que más afectaron al mercado interno. Por ejemplo, ingresaron más de 26 millones de pares de calzado y 5.693.420 kilos de pollo trozado.

Impacto de las importaciones en Santa Fe durante el 2016

 

Posted by RosarioPlus on martes, 20 de diciembre de 2016

El Indec, a través de sus estadísticas, admite que se incrementaron las importaciones de vehículos automotores de pasajeros (+33,5%), bienes de consumo (+9,1%) y bienes de capital (+2,2%). Pero remarca que en 2016 se redujo un 30,7% la importación de combustibles y lubricantes, mientras que también cayó la llegada del exterior de bienes intermedios (14,4%) y la de piezas y accesorios para bienes de capital (10,8%).

El informe recalca también que las exportaciones crecieron un 1,7%. En ese sentido, a nivel de principales rubros, “los mayores aumentos del acumulado del año respecto de 2015 correspondieron a: cereales (suba de 2.136 millones de dólares); productos químicos y conexos (335 millones de dólares); minerales metalíferos, escorias y cenizas (268 millones de dólares); grasas y aceites (267 millones de dólares); hortalizas y legumbres sin elaborar (262 millones de dólares); pescados y mariscos sin elaborar (240 millones de dólares); tabaco sin elaborar (179 millones de dólares); residuos y desperdicios de la industria alimenticia (141 millones de dólares); azúcar, cacao y artículos de confitería (119 millones de dólares); frutas frescas (104 millones de dólares)”.