Tal como se anticipaba en la previa, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera el vicepresidente Michel Temer, decidió este martes romper la alianza de gobierno con el Partido de los Trabajadores (PT), en una movida que deja muy debilitada a la presidenta Dilma Rousseff, a un paso del juicio político que podría destituirla. La decisión fue tomada por unanimidad en una cumbre partidaria que duró apenas 10 minutos.

La resolución impone que los afiliados del PMDB, el mayor partido político de Brasil, dejen sus cargos en el gobierno, con la excepción de Temer. La permanencia del vice no es caprichosa: podría hacerse cargo de la presidencia en caso de que Rousseff sea destituida. De hecho, tras decidir la salida del gobierno, los cerca de 150 dirigentes del PMDB presentes en la reunión se unieron en un coro que gritó durante unos minutos "Brasil presente, Temer presidente", en un claro y nada disimulado apoyo a un eventual juicio político contra Rousseff, cuyo trámite avanza en Diputados.

Temer, primero en la línea sucesoria en caso de una destitución de Rousseff, no estuvo en la reunión celebrada en Brasilia para "no mezclar las funciones institucionales de la vicepresidencia con las cuestiones partidarias", según explicó el propio PMDB. Tampoco participó el presidente del Senado, Renán Calheiros, otro de los más importantes dirigentes del partido, porque existen chances de que sea quien encabece el proceso de juicio político contra Rousseff.

En total, siete son los ministerios ocupados por miembros del partido saliente de la alianza de gobierno. El titular de Turismo, Henrique Alves, se anticipó un día a la decisión del partido, y presentó el lunes su renuncia, ya aceptada por Rousseff. Todavía están con hombres del PMDB al frente las carteras de Minas y Energía, Salud, Agricultura, Puertos, Aviación Civil y Ciencia y Tecnología. Deberán dimitir a esas plazas o arriesgarse a ser sancionados, inclusive con la expulsión del partido.

La reunión de la conducción pemedebista duró apenas 10 minutos y se votó una única moción, que pedía la "inmediata salida del PMDB del Gobierno, con la entrega de los cargos en todas las esferas del poder público federal".  

Los votos que el PMDB tiene en el Congreso son claves para el proceso de impeachment contra Rousseff, porque -como primera minoría en las dos cámaras- puede desbalancear cualquier pulseada. Además, gobierna en siete de los 27 estados del país. El peso partidario se ve en la misma línea sucesoria: además de Temer, se enrola en el PMDB el jefe del Senado, Calheiros; y el de Diputados, Eduardo Cunha, quien también tiene iniciado un proceso de juicio político por lavado de dinero.

El acuerdo que el PT y el PMDB mantuvieron durante 13 años llegó a su fin y puede precipitar el final del gobierno de Rousseff, desgastada por la gestión y el escándalo de Petrobras. La conducta de la mandataria -cuestionada por irregularidades en los balances fiscales de dos periodos- es analizada por la Comisión Especial del Impeachment, que está trabajando a paso redoblado. Su decisión debe ser sometida a la consideración de los 513 diputados. Para que prospere el juicio político, la oposición requiere una mayoría especial de 372 congresistas, número que con la decisión del PMDB parce seguro de lograr. Si finalmente Rousseff fuera apartada del cargo, sería Temer quien ocupe la primera magistratura hasta el fin del mandato, el 31 de diciembre de 2018.