El juez federal Carlos Vera Barros desplegó desde esta madrugada de lunes a varios gendarmes con la orden de detener a 36 personas involucradas en la desaparición forzada y muerte del joven Franco Casco, cuyo cadáver apareció flotando en el río Paraná en octubre de 2014.

De los arrestados, 5 pertenecen a la Dirección Provincial de Asuntos Internos (entre los que se encuentra el titular de la dependencia Aníbal Candia), 3 del Instituto Médico Legal, un vecino y 27 policías de la comisaría séptima.

El propósito del magistrado es asegurar que cada uno de los involucrados en el caso comparezca en las próximas horas y se sometan a la declaración indagatoria que piensa tomarles.

Los allanamientos se realizan en esta mañana, e involucran, además, al jefe de la Seccional 7ª -donde Casco estuvo recluido luego de haber sido detenido en circunstancias no establecidas-, y sumariantes de esa repartición. 

La medida dispuesta por el magistrado federal es inédita en cuanto a la dimensión y número de policías que involucra, y se ciñe a lo que solicitaban desde hacía tiempo la Asamblea por los Derechos de la Niñez y Adolescencia y la familia del joven.

Franco había llegado desde Florencio Varela en los últimos días de septiembre de 2014 para visitar a su familia en el barrio Ludueña. Su plan era regresar en tren a Buenos Aires y eso iba a hacer aquel día en que se despidió de sus tíos y primos. Pero fue detenido por la policía santafesina en la Estación Rosario Norte, y trasladado a la comisaría de Cafferata al 300. Luego desapareció, y su familia no supo más de él. En el medio, hubo un sinfín de irregularidades y manejos turbios acerca de lo que ocurrió dentro de la seccional policial.

Mientras Elsa Godoy y Ramón Casco, madre y padre de Franco, vinieron a Rosario a buscar a su hijo por plazas, comisarías, hospitales y calles rosarinas, oficialmente se dijo que a Franco lo habían liberado la misma noche de la detención, y que supuestamente deambulaba por la ciudad presentando falsas pruebas.

Pero el cuerpo del joven apareció en el río veinte días después, y las pericias mostraron que fue torturado y asesinado en la comisaría, para finalmente ser arrojado al río.