Se sugiere ir agarrando los pañuelitos porque esta noticia es para emocionarse y recuperar un poco la fe en la humanidad. En un hospital de la ciudad estadounidense de Filadelfia, una enfermera abrió un voluntariado especial: invita a sumarse a quienes quieran acunar a bebés que sufren síntomas de abstinencia por haber heredado una adicción intra-útero. Sí, eso pasa y recibe distintos nombres según la sustancia de la que haya abusado la madre durante el embarazo.

Ante esa realidad compleja, apareció alguien con una mirada positiva y muchas ganas de ayudar: la enfermera Jane Cavanaugh, responsable y creadora del novedoso programa de voluntariado, que se desarrolla en el Thomas Jefferson University Hospital. Es que los pequeños con estas afecciones necesitan de muchos cuidados durante su tiempo en el sanatorio y, sobre todo, de altas cuotas de cariño y atención. Y las propias enfermeras notaron que el contacto humano por tiempos prolongados generaba un impacto muy positivo en los bebés, ayudándolos a sanar.

Como las enfermeras en servicio no tenían tiempo suficiente para alzar, acunar y calmar a todos los niños ingresados con síntomas de abstinencia, la idea de los voluntarios resultó ideal. Por supuesto que aquellos que se ofrecieran a realizar la demandante pero gratificante tarea de acompañar a los bebés, recibirían una capacitación previa especializada y serían constantemente supervisados. Después de todo, por más amor que tenga para dar, no cualquiera puede estar a cargo del cuidado de un niño internado.

Después de registrar una experiencia positiva, la iniciativa se extendió por todo el país: varios hospitales abrieron su voluntariado para acunar bebitos con estas afecciones. Según registraron en algunos lugares, el sistema realmente funciona: los niños beneficiados por el programa necesitaron de menos medicación y recibieron el alta antes. Ante una situación de esas de las que parece mejor no saber nada, la humanidad a veces reacciona con solidaridad y altruismo.