Por lo general, los ingenieros y químicos que investigan la creación de nuevas baterías para dispositivos móviles buscan mayor duración y una velocidad de carga superior, pero parece que los acontecimientos de 2016 les ha hecho fijarse en otros detalles: que una batería puede estallar y dañar al usuario, como la del famoso Galaxy Note 7.

La Universidad de Stanford ha prestado especial atención a esto último y han patentado un diseño de batería que, literalmente, incorpora un extintor. Además de los materiales habituales, estas baterías cuentan con un retardante que se libera solo al superar temperaturas por encima de los 160 grados.

El componente separaría las partes de la batería, de modo que esta no se estropearía necesariamente en caso de que se liberase el químico de forma accidental. El objetivo, en todo caso, es que el extintor se libere en menos de medio segundo para evitar una explosión cuando la temperatura sube mucho.