Una madrugada de junio de 2007, Roberto "Pimpi" Camino, el gran capo de las calles rosarinas, el líder de la barra de Newell´s que sobrevivió a numerosas embestidas de sus enemigos, libró la primera batalla de su última guerra. Según cuentan personas que lo vivieron desde muy cerca, en la puerta de Tokio, el after que funcionaba en Santa Fe al 1700, Pimpi recibió dos plomos por parte de Chapita, un muchacho de Parque del Mercado que, junto a su hermano René, supo obedecer sus órdenes y se le dio vuelta. Aquel día, luego del ataque, mientras se tomaba la panza, el dueño del gran imperio de la zona sur vio como comenzaba el ocaso de su carrera delictiva. Camino fue asesinado dos años y medio después, pero antes de su caída corrió mucha sangre; de los dos bandos.

El perrito faldero

Se llamaba Marcelo Coria y todos en barrio Municipal le decían Vampirín. No tenía todos los patos en fila, era como un adolescente, pero había encontrado respaldo bajo el ala de Pimpi, que lo cuidaba como a un hijo. El Capo era un personaje extraño y, según sus amigos, detrás de su personalidad violenta y volátil había un tipo cariñoso que se preocupaba por los suyos y podía dar un abrazo para consolar una pena de amor o conseguir un trabajo a una amiga para que pueda educar a sus hijos lejos de las estructuras que él mismo manejaba. En esa veta humana Vampirín calzó perfecto: era un chico pobre, lento, de buen corazón y, sobre todas las cosas, muy leal, una cualidad que no abunda en el mundo de la mafia. “Era el perrito faldero del Gordo —por Caminos—. No se movía de su lado y acataba todas las órdenes. No hacía grandes trabajos, ni participaba de las decisiones, pero Pimpi lo adoraba” contó un vecino. Era el eslabón más débil, el punto flaco del Capo, y fue el primero que la ligó.

El 8 de septiembre de 2007 unos muchachos atacaron los dominios de Pimpi. Pasaron en un vehículo por la puerta de un kiosco de Alice 5090, casi esquina Lamadrid, y dispararon sobre un grupo de jóvenes que estaban reunidos en el lugar. Entre ellos se encontraba Vampirín, que recibió un par de plomos y cayó al piso, a pocos metros de un altar del Gauchito Gil.

En aquel entonces, en medio de las investigaciones por el homicidio, los trascendidos hablaban de que los tiradores fueron René U. y su escudero Rodrigo “Tapón” A.

Los muchachos de Parque del Mercado dieron dos golpes certeros. Dejaron al borde de la muerte a Pimpi y cuatro meses después mataron a su ahijado. Sin embargo el primer coletazo de la banda de barrio Municipal tardó más de un año.

Los ataques sorpresa

Sebastián Galimany fue asesinado el 19 de enero de 2009. Aquel día lo persiguieron broncas viejas y tuvo mucha mala suerte. A la mañana, su amigo Facundo S. le pidió prestada su Yamaha Crypton, para ir hasta la farmacia a hacer unas compras, y en el trayecto chocó contra Brian, un vecino que se movía en otra moto. Sebastián se tuvo que hacer cargo del problema y se dirigió hasta el lugar del accidente, para resolver quien iba a pagar los arreglos.

De acuerdo con lo que contaron conocedores de la interna, mientras discutían los dos choferes y el dueño de la Crypton aparecieron en escena el Jonatan “Chamí” Camino —hijo de Pimpi— y Triple 6, dos adolescentes con los que Galimany tenía bronca desde hacía rato. Los pibes llegaron a los tiros. Sebastián y a su amigo salieron corriendo y escondieron la moto en la casa de Brian, que vivía en Grandoli al 4900. Se salvaron de milagro.

Dejaron pasar la tarde y cuando el sol cayó volvieron en busca de la Crypton con un flete, porque el padre de Brian les había pedido que se lleven el vehículo, para no tener problemas con nadie. El trámite fue rápido, entre varios cargaron la moto en la camioneta y se prepararon para abandonar el lugar. Pero no tuvieron tanta suerte.

Mientras arrancaban el motor para irse, volvieron al lugar Chamí y Triple 6, preparados para llevarse todo por delante. En medio de un mar de plomos que le zumbaban las orejas Facundo recibió dos tiros: uno se le metió en la pelvis y le salió por la cola, el otro le pegó en la pierna y le lesionó varias terminales nerviosas. A partir de ese día tuvo que usar muletas.

Sebastián se llevó la peor parte: recibió tres plomos en el tórax, que le salieron por la espalda. Murió en el acto. Tenía 20 años.

Por este homicidio Jonatan "Chamí" Caminos fue condenado por la jueza de Menores Gabriela Sansó y estuvo preso en la cárcel de Piñero. Según cuentan los que lo conocen, luego de su temporada tras las rejas Chamí se encontró con la Fe, se hizo evangelista y abandonó sus hábitos. 

Triple 6 logró escaparle a la ley penal, pero no a la de la calle.

La caida de Alexander

A Triple 6 lo emboscaron el sábado 25 de julio de 2009. Volvía de caravana con un amigo, caminando por los pasillos de los monobloks de Lamadrid 98 bis, entre Grandoli y Alice, cuando se le aparecieron dos muchachos. "Él venía re empastillado. Ya era de día y no entendía nada. Cuando vio a los de la otra banda intentó correr hasta el departamento de su abuela, pero no llegó", contó una vecina.

Según la investigación policial, el asesino disparó no menos de 10 cartuchos. 

Alexander "Triple 6" Acosta recibió dos plomos calibre 9 milímetros en la espalda. Un grupo de policías de Comando Radioeléctrico lo trasladó en un patrullero al hospital Roque Sáenz Peña, pero llegó muerto. Tenía 15 años.

En las investigaciones por el homicidio fueron mencionados, de nuevo, René U. y Rodrigo “Tapón” A.

El traidor

Unos meses después de la muerte de Alexander cayó otro muchacho de barrio Municipal. Un hombre que supo pelear por el bando de Pimpi y fue desterrado por el Capo. 

Gabriel Sánchez, con solo 18 años, participó del enfrentamiento entre hinchas de Newell´s Old Boy´s y River Plate que tuvo lugar en la autopista Rosario – Buenos Aires, el 20 de abril de 2003. Aquel día dos muchachos de la barra leprosa fueron asesinados y 13 sufrieron heridas de consideración. Gabriel terminó internado con un balazo en la espalda y otro en el cráneo. Estuvo varios meses internado y logró sobreponerse.

Según contaron sus familiares, luego de esa pelea Pimpi le juró la muerte, por un problema que nunca fue develado.

El 16 de octubre de 2009 Gabriel estaba sentado en el kiosco de Alice 5090 cuando lo atacaron a tiros. Según fuentes del caso, un allegado lo entregó.

En aquel entonces diferentes testigos aseguraron que la persona que gatilló sobre Sánchez había sido Alexis, el hijo menor de Pimpi, que en ese momento tenía solo 13 años, 11 menos que su víctima.

Las repercusiones de la muerte de Gabriel tardaron solo unos meses.

El último del municipal

A Jesús Díaz lo mataron en el mismo lugar donde ultimaron a tiros a Ezequiel Galimany, el 20 de enero de 2010. Era de madrugada y estaba sentado en la calle junto a dos amigos, en Grandoli al 4900. En medio de la oscuridad de la noche un muchacho se bajó de un auto color oscuro y se les apareció por las espaldas: Jesús no se pudo defender.

En la escena del crimen, investigadores de la Policía encontraron cuatro cartuchos calibre 9 milímetros.

Testigos del ataque aseguraron que el pistolero fue, otra vez Rodrigo “Tapón” A.

Dos meses después Roberto “Pimpi” Camino, el Capo de Barrio Municipal, el gran Jefe de las calles rosarinas durante casi una década, sería acribillado en la puerta de un boliche de la zona oeste. Los tiradores, según la Justicia, fueron dos muchachos que supieron estar bajo sus órdenes. Los sucesos de la noche fatal son dignos de un capítulo aparte.