La rescisión del contrato por parte de la presidenta de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini, con Sol Líneas Aéreas precipitó el derrumbe de la compañía rosarina y causó la reacción en el espacio político que comandaba antes la compañía de bandera, La Cámpora, desde donde le dedicaron a la ejecutiva una suerte de carpetazo de pasado reciente. 

“Ahora parece que se las sabe todas, pero no nos olvidemos que en 2008/9, esta mujer era CEO de General Motors y tuvo que salir desesperadamente a pedir un crédito de la Anses para no dejar en la calle a cientos de trabajadores”, recordó el diputado nacional del bloque Frente para la Victoria Marcos Cleri.

El dirigente camporista rosarino interpretó lo ocurrido como “un nuevo y claro ataque al federalismo y al pueblo trabajador” sobre el hecho de que “el gobierno de Macri vuelve a favorecer a empresas extranjeras en perjuicio de la producción nacional”.

Cleri, compañero del ex titular de A.A., Mariano Recalde, señaló este viernes: ”La anulación del convenio entre Aerolíneas Argentinas y la firma rosarina Sol, ya provocó la cancelación de todos los vuelos programados y puso en vilo a los más de 300 trabajadores de la empresa rosarina que ven esfumarse su fuente laboral”, dijo.

“Está claro que con nuevas mentiras, tal como lo viene haciendo este gobierno desde que asumió hace poco más de un mes, quieren tapar la realidad, que en este caso es la entrega de rutas aéreas a una empresa chilena y en detrimento de una aerolínea local, y se vuelve a imponer la mirada porteña y centralista por sobre la integración nacional”, subrayó Cleri, y concluyó: “Tengamos en cuenta también que al dejar de volar Sol, Rosario y Santa Fe pierden conectividad y rutas que –al igual que los puestos de trabajos– no se recuperan más”.

Según trascendió en Buenos Aires, el acuerdo caído, y por el que Sol justifica su inviabilidad, consistía en que AA le garantizaba a la empresa del grupo Transatlántica un margen de ganancia de 12% en dólares, a cambio de 210 "horas block" de vuelo, a razón de US$ 2600 por hora en cada uno de sus cuatro aviones pequeños (de 34 plazas).

Con ese pacto de negocios, denominado en el negocio de la aeronavegación comercial “feeding”, Sol prometía renovar su flota de aviones Saab por los canadienses CRJ, con capacidad para 50 pasajeros.

En los cuatro meses que duró el contrato, AA le pagó 125 millones de pesos a Sol, a razón de 1 millón por día, graficaron desde la nueva conducción de la compañía estatal. Y recordaron otros apoyos del Estado que recibió la empresa fundada por Horacio Angeli, como el subsidio de hasta el 70 por ciento en la compra de combustible que había acordado con el gobierno de Jorge Obeid en 2006.