Desde el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), el secretario general, Marcelo Barros confirmó que este año el sector perdió mil fuentes de trabajo en el Gran Rosario. La baja en la actividad se debe al aumento de los costos, en particular, el precio del gas, insumo principal para los talleres. “Varios de los (establecimientos autopartistas) que trabajaban para General Motors cerraron porque no podían afrontar el aumento de los impuestos. También bajó la actividad en los talleres que hacen la conversión de autos a GNC. Como subió el precio del metro cúbico (60 por ciento en 2016), la gente prefiere quedarse con la nafta”, detalló Barros. En 2016 el gobierno de Cambiemos anunció fuertes aumentos en el precio en boca de pozo de gas y subas escalonadas de hasta 400 por ciento en usuarios residenciales, comercio y pequeñas y medianas industrias aunque fue frenado por distintos fallos de la Justicia.

De acuerdo con el sindicalista, aún no hubo noticias de nuevas inversiones en el sector automotriz santafesino. “Lo que ha invertido General Motors se ve ahora, pero se trata de algo que empezaron hace seis años. Las inversiones no son instantáneas como sugiere el presidente (Mauricio Macri)”, agregó.

En sintonía, el secretario general de los metalúrgicos de Rosario, Antonio Donello dijo que el balance del año fue negativo. “Lamentamos los despidos en sectores que antes dependen del consumo interno. La apertura de las importaciones nos afectó”. Para el dirigente el gobierno nacional debe controlar la llegada de productos desde afuera si quiere evitar más despidos y cierres de fábricas o pequeñas y medianas empresas del sector. En 2016, según contó a Rosarioplus.com, entre 15 y 20 pequeñas y medianas empresas de Gran Rosario dejaron de producir. “Son operaciones de no más de 5 personas pero impacta en la cadena productiva. Si le agregamos la reducción de plantel en las fábricas, el panorama es desalentador. No son competitivas”, agregó Donello.

El último ejemplo de reducción de personal en el sector fue en la fábrica laminadora Navarro (Perón al 8000) dependiente de la siderúrgica Acindar. A fines del 2015 eliminó uno de los tres turnos de producción. A mitad de este año ofrecieron retiros voluntarios a unos 80 empleados, que desde el gremio calificaron como “forzados”. A principio de diciembre la firma apagó el horno y cesó la producción. Desde entonces los 80 empleados restantes montaron protestas y tuvieron varias reuniones con la empresa en el Ministerio de Trabajo de Santa Fe. Finalmente la semana pasada firmaron un acuerdo donde Acindar se comprometió a mantener las fuentes de trabajo. En lo inmediato, la promesa de continuidad laboral está atada a las 5.500 toneladas de láminas que habían producido hasta diciembre. Los trabajadores se dedicarán a procesarlas enderezando los ángulos, tarea que dicen, terminarán en abril.