Los primeros imputados en declarar en el marco de la megacausa por estafas inmobiliarias y lavado de activos coincidieron en negar de plano todos los cargos imputados por la Unidad de Delitos Económicos del Ministerio Público de la Acusación. Todos dicen desconocerse entre sí y rechazan haber participado de una asociación ilícita tendiente a apropiarse de campos, terrenos y departamentos ajenos mediante maniobras de las que participaron escribanos y empresarios, entre varios.

La audiencia imputativa se reanudó este martes en Tribunales. El primero en declarar fue Juan Roberto Aymo, señalado como uno de los que inició algunas maniobras defraudatorias. Este hombre negó vinculación con el narcotráfico, tal como la investigación del fiscal Sebastián Narvaja lo vincula en algunos tramos. Por el contrario, se definió sólo como "un hombre de negocios", y que siempre vivió de esa actividad. No obstante, reprochó a Fiscalía haber estado investigado durante dos años y con sus teléfonos intervenidos. Precisamente, es en base a las escuchas telefónicas sobre lo que la Unidad de Delitos Económicos edificó gran parte de la acusación contra la organización a la que imputó de asociación ilícita, estafa y lavado de activos.

A su turno, el escribano Eduardo Martín Torres también puso distancia de los cargos formulados por Fiscalía. "Yo no formo parte de ninguna asociación ilícita, ni de ninguna banda. Yo sólo hago mi trabajo profesional", declaró.

Jonatan Zárate es otro de los detenidos. La investigación lo ubica como quien quedaba como titular -y luego vendedor- de los bienes una vez desapoderados mediante la adulteración de poderes a espaldas de los auténticos dueños. En la audiencia consideró "completamente falso" los hechos que se le imputan y aseveró: "No conozco a ninguna de las personas que están acá".

Ramona Rodríguez, por su parte, se abstuvo de declarar y sólo abrió la boca para considerarse inocente y que no forma parte "de ninguna banda ni asociación ilícita". Esta mujer es la esposa de Aymo, y la única de los once detenidos que cumple la prisión preventiva en su domicilio, porque debe cuidar de su hijo de 5 años.

Luego declaró el contador Marcelo Basilio Jaef, otro de los imputados, ubicados en la investigación en un escalón superior de la organización. Cuando se le preguntó sobre la relación de estas actividades con el lavado de fondos provenientes del narcotráfico, Jaef dijo: "¿Narcotráfico? No lo van a poder probar nunca, porque eso es mentira", y a continuación rechazó los cargos en su contra. Como argumento, señaló: "No voy a tirar una vida de sacrificio y honor por una pésima investigación".

En cuanto a la asociación ilícita imputada, Jaef sólo aceptó que conoce al empresario Pablo Abdala, a quien definió como "amigo y compañero de estudio y de deportes". Al resto, declaró, lo conoció en estos días, en la celda de la Subcomisaría 24ª, donde está preso. 

Jaef, reconocido además por poseer la clínica de implantes dentales de bulevar Oroño y San Juan -allanada la semana pasada por la Policía de Investigaciones- cargó contra el Colegio de Escribanos, como entidad responsable sobre el desempeño y la ética de sus matriculados. Lo dijo al despegarse de una presunta operación fraudulenta con la casa de Pasco 1040. Allí residen hoy Aymo y Rodríguez. "Es el Colegio de Escribano quien debe determinar si un profesional es apto o no para que nosotros, víctimas, no tengamos que pasar por estos momentos", replicó el contador detenido. "Si el escribano me dice que el estudio de títulos está bien, debo aceptar lo que me dice el escribano. ¿Por qué tendré que desconfiar?", alegó.

Este imputado está enredado en la apropiación fraudulenta de un campo de 124 hectáreas en Villa Amelia, según denunció su dueña, Ana Luppi de Navarro -viuda del ex camarista Ernesto Navarro-. Al respecto, dijo: "Yo compré el campo sin conocer al escribano, sin ningún boleto, lo hice a partir de una escritura, una persona física me lo vende a mí. Lo que pasaba de ahí para abajo (sic) yo no lo conocía, no se nada". Asimismo, remarcó que poseyó ese campo durante un año, durante el cual -dijo- "pagué impuestos como una persona de bien que soy yo, y luego lo vendí".

El imputado aprovechó su declaración para insistir con que "Jaef es un apellido de trayectoria, que tiene las mejores esquinas en la peatonal Córdoba, que no necesita realizar ningún tipo de negociado ilícito para sostenerse", y aseguró que gastará "hasta la última gota" de su sangre para limpiar su honor.

La audiencia continúa en Tribunales, hasta que declaren los once detenidos, incluido el mencionado Abdala.