Fue en Filipinas. Hace 10 años un pescador encontró la que parece ser la perla más grande del mundo. Con 34 kilos y 70 centímetros de largo el filipino se la guardó debajo de la cama para que le trajera buena suerte. Supera cinco veces a la (hasta ahora) de mayor tamaño, peso y valor en todo el mundo.

Una piedra en el camino. Según cuentan medios del lugar, una década atrás, el pescador pensó que se había trabado con una piedra, se metió al agua para levantar el ancla y se encontró con una sorpresa. No era una piedra, sino una enorme concha de almeja y, después de sacarla, se la llevó a su casa.

El navegante, en lugar de venderla, decidió guardarla en su casa, bajo la cama, para que le trajera buena suerte. Pero el amuleto no funcionó y este año se le quemó la casa, por lo que quiso deshacerse de la perlita y entregársela a las autoridades de la oficina de turismo de Puerto Princesa. Se descuenta que los funcionarios, una vez que se repusieron de la sorpresa, recibieron al pescador con los brazos abiertos. 

Los millones no lo entusiasmaron. Después de entregarla al gobierno, las tasaciones sobre el valor no pararon. Los especialistas calculan que la pieza de nácar producida por el crustáceo puede llegar a valer unos US$100 millones. ¿Un vueltito?